Se hizo añicos el sueño americano

Destrozó la elección estadounidense y el triunfo del populista republicano, Donald Trump, los castillos de utilería que con descaro, cinismo y desvergüenza las clases dominantes en ese país construyeron para difundir la idea de que el sujeto que todo mundo temía llegara a gobernar el país iba a perder la elección.

Encuestas trucadas dieron siempre ventaja, por mínima que fuera, a la demócrata Hillary Clinton y la comentocracia hizo pasar sus afectos y deseos como razonamiento y análisis.

Un sistema sin valores que escondió siempre a la América profunda, habitada por los Wasp (blancos anglosajones y protestantes): estadounidenses maltratados por el sistema, los de más bajo nivel educativo, obreros a los que se les pagan apenas 7.50 dólares la hora cuando deberían cobrar 25, y campesinos que durante los últimos 30 años sólo fueron espectadores de cómo su país se hacía grande para otros.

Pero fueron precisamente con los que conectó el populista Trump: con promesas de regresarles el país, sus trabajos y su riqueza (América para los americanos) los hizo salir a votar en su favor ayer. Y le ganaron a los electores de las grandes metrópolis, a los instruidos y profesionistas con rimbombantes grados universitarios, a los negros e hispanos que simpatizaban con Clinton, pero cuyo apoyo no se reflejó en los votos.

Porque todo era un engañifa, un espejismo, un montaje hollywoodesco que incluso se creyeron los Clinton y los Obama, cuyas administraciones, junto con las de la dinastía Bush, dejaron en el olvido a esos estadounidenses que despectivamente denominaron como “basura blanca” y que ahora empoderan al populismo en su país.

Así que nadie se llame a sorpresa ni se desgarren las vestiduras. Porque cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

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Cordura y buen juicio imperaron en la Suprema Corte, al rechazar, ayer, las modificaciones a la Ley del derecho de réplica que los izquierdistas Morena y PRD exigían para obligar a los medios de comunicación a difundir las réplicas de partidos y políticos contra información verdadera que les desagrade.

Siete de los 11 ministros del máximo tribunal del país se pronunciaron en contra del proyecto, elaborado por el ministro Arturo Pérez Dayán, que daba la razón a los quejosos.

Nuevamente la Corte actuó a la altura y salvaguardó el derecho a la libertad de expresión.

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Mal posada la foto que difundió el líder del PAN, Ricardo Anaya, en la que aparece “durmiendo” sobre una colchoneta y tapado con una cobija ranchera en el Palacio de Gobierno de Veracruz, a donde fue a apoyar la protesta que mantienen ediles en demanda de los recursos que les corresponden.

En su afán de mostrarse humilde y sensible, Anaya hizo que le tomaran la fotografía “dormido” con las manos entrecruzadas reposando sobre su vientre. Pero, pequeño detalle, olvidó quitarse los anteojos.

Brillante político y de sobrada capacidad argumentativa, Anaya no tiene necesidad de realizar ese tipo de montajes, porque lo único que está evidenciando es que quedó tocado por la información difundida sobre sus gastos para mantener a su familia viviendo en la ciudad estadounidense de Atlanta.

No lo supera.

raymundo.sanchez@3.80.3.65

Twitter: @r_sanchezp

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