Anaya ignora para quien grilla

Amnesia selectiva padecen los panistas, encabezados por su líder nacional, Ricardo Anaya, quienes ahora pegan el grito en el cielo por el incremento en el precio de las gasolinas, cuando en el sexenio de Felipe Calderón fueron 90 los gasolinazos y el aumento en el precio se disparó de 6.76 pesos el litro a 11.47 para el caso de la Magna, y de 8.31 pesos a 12.03 en el caso de la Premium.

Estamos hablando de un encarecimiento del 69.6 por ciento en la gasolina Magna y del 44.7 por ciento en la Premium, que ahora los panistas olvidan ventajosamente para sacar raja política en un año en el que se juegan tres gubernaturas: Nayarit, Coahuila y la llamada joya de la corona, que es el Estado de México.

Y no se diga el diesel, que en el sexenio calderonista (2006-2012) subió su precio por litro de 5.73 pesos a 11.83, lo que representó un aumento del 106.4 por ciento.

Anaya, peleador político nato, se hace el olvidadizo con esas cifras y prefiere tachar de “criminal” la medida del actual gobierno federal para liberar el precio de los combustibles con objeto de eliminar el subsidio que impedía destinar más dinero público a salud, educación y programas sociales.

Lo hace porque ve un gobierno debilitado y en su cortoplacismo (está viendo sólo hacia el 2018) optó por unirse al golpeteo creyendo que su partido será el beneficiario electoral del árbol caído al que quieren reducir al Presidente Enrique Peña.

Pero sólo le hace el juego a AMLO, el beneficiario mayoritario de esta campaña por hacer trizas al gobierno, al Presidente y al PRI.

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Ejemplo está poniendo el líder nacional del PRI, Enrique Ochoa, a sus compañeros de partido al colocarse al frente en la defensa de la liberación del precio de las gasolinas y exhibir las mentiras y medias verdades que panistas, perredistas y morenistas difunden sobre la medida que, en efecto, a nadie gusta, pero que era necesaria para dejar de subsidiar a los que más tienen en detrimento del bolsillo de las mayorías.

Postura que deberían tomar en cuenta el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, y la gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, ambos priistas a los que les dio por subirse a la ola del aplauso fácil al criticar el aumento a las gasolinas.

Porque se vale disentir, faltaba más, pero es evidente que tanto Sandoval como Pavlovich están poniendo su popularidad por delante.

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Discurso obradorista con toques absurdos está replicando el sacerdote Alejandro Solalinde. El sábado, durante la marcha contra el aumento a los precios de la gasolina, el cura declaró: “vamos a la resistencia civil pacífica porque es nuestro derecho”, emulando al líder de Morena.

Pero Solalinde también dijo: “Es necesaria una nueva independencia de México, por la vía pacífica y con la organización de la gente, porque sólo así se han logrado grandes cambios históricos”. No explicó, por supuesto, de qué país nos vamos a independizar.

Su asunto era echar rollo revolucionario.

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