Entrevista con Pati Chapoy

Pati Chapoy es una destacada periodista. El pasado 10 de febrero recibió en el Senado de la República el premio Pluma de plata por su carrera periodística y fue nombrada Señora Internacional 2009 en Laredo, Texas.

BB: Pati, platícame, tus primeros años, ¿cómo fueron?

PCh: De mucha aventura porque mi papá trabajaba en Cuernavaca como obrero en una fábrica de cemento y en Torreón, como campesino. Recuerdo mucho cómo salíamos mi hermana y yo a caminar al campo, que más que campo eran terregales en esa época en Torreón y fue divertido, sin tener el exceso de juguetes o el exceso de distracciones que hoy pueden tener la mayoría de los niños.

Me divertía en los árboles, en el pajar, en el gallinero, en subirme a una trilladora o a un tractor.

La primera vez que fui al cine en Torreón mi hermana y yo salimos a buscar fierro viejo a la calle, en un costal íbamos metiendo lo que encontrábamos, lo vendimos y pudimos pagar las entradas para ir al cine.

BB: Estudias periodismo en la Carlos Septién, es una escuela muy reconocida.

PCh: Tenía mucho interés en conocer muchas cosas y la única carrera que me lo permitía era ésa. El periodismo me ayudó a conocer que había pintores, que existía la antropología, la medicina, la moda, un mundo increíble. ¿Cómo me dedico al mundo del espectáculo?, tiene que ver a partir de una entrevista que le hago a Raúl Velasco trabajando como directora del Pliego de México de la revista Vanidades, no sé cómo me localizó, seguramente por lo que yo había escrito en la revista Contenido y en el periódico Novedades y empecé a trabajar ahí.

BB: Ahí conoces a Cristina Saralegui y en algún momento trabajaron juntas…

PCh: Cristina Saralegui era la reportera de Vanidades en Miami y yo hacía el Pliego de México y en una ocasión, Elvira Mendoza, que era la directora, me envió a Miami a prepararme para reestructurar el Pliego de México y llegué a vivir a la casa de Cristina.

BB: De tus primeras entrevistas importantes, una fue al expresidente Echeverría y a su esposa, estabas muy chiquita…

PCh: Sí, tan chiquita que nadie creía que estaba yo pidiendo esa entrevista y fue muy interesante. La señora Echeverría me trató con mucha delicadeza, con mucho cuidado. Yo hice preguntas muy simples: ¿cómo se habían conocido ellos?, ¿cómo lograban mantener esa relación?, ¿qué le gustaba que le cocinara al presidente?, me dijo que le gustaba la sopita de fideos, por ejemplo. Fue algo muy sencillo, pero bueno, tuvo una buena repercusión.

BB: Tan buena que acabaste entrevistando a todos los grandes pintores, a Tamayo, a Siqueiros, a O’Gorman. ¿Tienes esas entrevistas todavía?

PCh: No, no soy afecta a guardar las cosas que he hecho... me pasó una cosa muy curiosa, uno de mis hijos quería comprar una casa en la colonia Roma, fuimos a verla y entrando a esa casa estaban restos de las coss de la antigua dueña y entre ellos había una pila de revistas que cuando voltee dije, yo escribí ahí, tomé esa revista la hojee y dije, ¡cómo!, si aquí está lo que yo escribí, les solicité que me las vendieran, no se pudo. Mi hijo tampoco quiso finalmente comprar esa casa, pero fue muy lindo recordarlo y ahí me di cuenta de que no soy afecta a guardar lo que he hecho.

BB: Hay entrevistas que pueden tener un valor histórico: a María Félix, Dolores del Río, ya son patrimonio de México.

PCh: Pues sí, cuando llegué a entrevistar a Dolores del Río lo primero que me dijo fue: no quiero que me grabes, y yo me fui de espaldas, le dije, ¿entonces?, me dice, no te preocupes, se levantó, sacó un cuaderno y me dijo: voy a hablar muy despacito para que puedas anotar todo, y así fue. Ella me hablaba despacito y me preguntaba, ¿en qué vas?, ¿en qué te quedaste?, ¿quieres que regrese? Fue muy generosa conmigo.

BB: Empiezas a coconducir con Raúl Velasco, que era el más grande en ese momento, Siempre en Domingo…

PCh: Pero de pura chiripada, Raúl Velasco era el único conductor, no había reporteros, no había nadie, y yo era simplemente su asistente, lo alimentaba de información, de qué era lo que estaba ocurriendo con el artista, pero de repente le daban ganas de ir al baño, y no llegaban los comerciales, me soltaba el micrófono y me decía, tú síguele y así aprendí.

BB: ¿Cómo te corren de Televisa? Debe de haber sido durísimo para ti.

PCh: No fue duro, fue decepcionante y siempre que sucede una cosa así, pues te das cuenta de que ya terminó algo...

BB: Un día estabas bajando las bolsas del súper y te encuentras a tu vecino Ricardo Salinas Pliego, y te dice, acabo de comprar una televisora, vente conmigo… aparte, hace 25 años eras, yo creo que de las pocas, si no es que la única que sabía hacer televisión en esta empresa…

PCh: Te voy a platicar una anécdota de lo más encantadora, porque no hay otra palabra para decirlo. Cuando Ricardo gana la concesión de Televisión Azteca, teníamos ya muchos años de conocernos, de llevar en la mañana yo a sus hijos a la escuela y su esposa recogía a los nuestros, porque yo me iba a trabajar, entonces cuando se da esto, hablé para felicitarlo y me dice: vente, vamos a platicar. Llegué a su casa y lo primero que me preguntó fue: ¿qué es la producción?, entonces le prendí la tele y le dije, todo lo que ves ahí es producción y todo cuesta, la luz, los muebles, las personas, las ideas, todo... pero también es muy fácil que te cobren de más, eso fue todo. Y velo, hoy día da clases...

BB: Eres la única mujer en esta empresa que se sigue sentando en un mundo de hombres en todos los consejos editoriales, en todas las grandes juntas…

PCh: Está Elisa Salinas, ya hay muchas... BB: Pero, la constante has sido tú, Pati…

PCh: Sí, he sido terca… en este medio si no eres terca, no tienes nada qué hacer aquí.

BB: Me cuentan que tienes un temple impresionante, que se puede estar cayendo el mundo y que tú, estoica.

PCh: Sí, claro, claro.

BB: Eres muy amiga de tus amigos…

PCh: Sí, yo no soy enemiga, no me dejo llevar ni por la venganza, ni por el odio, ni por el rencor, no me gustan.

BB: Sé que te encanta el budismo, tengo amigas que han viajado contigo que me dicen: en las peores condiciones, desierto, sin dormir 48 horas, sin bañarte y ves a Pati y sigue con una paz y con una felicidad, que no sé cómo lo logra. ¿Es verdad?

PCh: Pues sí porque se tiene que trabajar para lograr estar en el aquí y en el ahora. Para lograr esa estabilidad o esa paz.

BB: No está peleada tener una parte muy profunda, muy espiritual con estar en un programa de chismes... tienes que tener cierta línea de respeto hacia la gente, ¿cómo lo has podido lograr?

PCh: Es obligatorio. Tú puedes ser lo más crítico sin insultar a una persona y eso es parte de ser humano, a lo mejor puedes no estar de acuerdo con la crítica, pero a veces la crítica es muy buena.

BB: Pero se necesita madurez para poder aceptar la crítica y es lo que te hace mejor cada vez.

PCh: Hay personas a las que no les gusta y bueno, pues ni modo. Estamos en un medio público y en el momento en que es público como periodista puedo tener la habilidad de hacer una crítica o no…

BB: Eres una mujer de trabajo, trabajas tu parte personal para estar en paz, tu parte profesional aquí en Televisión Azteca y tener una familia estable, también implica mucho trabajo, no se da gratis…

PCh: No, por supuesto que no. Desde que nos casamos mi marido y yo teníamos clarísimo que queríamos tener una buena vida y una buena vida en pareja, una buena vida en familia y nos permitimos lograrlo. No tiene que ver con el dinero, con la posición, ni con el reconocimiento, tiene que ver con que tú quieras tener una buena vida: ser una persona saludable, tener buenos pensamientos…

BB: Este camino, esta larga trayectoria laboral que tienes, ¿hacia dónde va?

PCh: No depende de mí, depende de la información que yo tenga…

BB: Pero tú eres de metas, ¿quieres seguir trabajando muchos años más?

PCh: No sé, porque trato de no abrumarme con un futuro que puede ser incierto porque igual mañana ya no estoy aquí, ¿qué tal que hoy en la noche me muero? Soy muy práctica en eso, procuro resolver lo que me pasa en este instante... no existe el pasado ni el futuro, lo que existe es lo que estamos platicando en este momento, es lo único valioso.

BB: ¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida?

PCh: Éste.

BB: ¿El más triste?

PCh: Definitivamente cuando se murieron mis papás.

BB: Complétame esta frase, Pati Chapoy es…

PCh: Pues una mujer, nada más…

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