Stefanie Wurst y sus colegas en la Universidad de Munster, encontraron algunas novedades para explicar la relación entre narcisismo y relaciones amorosas.
Casi cualquiera sabe que un narcisista es, en una definición reduccionista, alguien que se ama a sí mismo tan mal como ama a los demás. Una persona incapaz de amar a nadie que no sea él mismo. Alguien con tantas fallas de autoestima que su necesidad de ser grandioso es insaciable y que vive o muere psíquicamente en función de la opinión de los demás.
El grupo de investigadores alemanes decidió estudiar dos rasgos y su relación con la vida amorosa: la admiración narcisista y el concepto de rivalidad (Narcissistic Admiration and Rivalry Concept). La investigación revela que la relación con un narcisista tiene una trayectoria descendente: comienza con la infatuación que provoca una personalidad carismática y seductora como la del narciso o narcisa, pero el deslumbramiento inicial da paso a la decepción cuando entra en juego la excesiva necesidad del narciso de ser el número uno en todo, aunque tenga que destruir a los demás para lograrlo, incluyendo a su pareja. Uno de los rasgos más nocivos para la construcción de una relación amorosa y compasiva es la rivalidad; el deseo irrefrenable de dominar, tener la razón y ser siempre el protagonista.
En el corto plazo, muchas relaciones parecen viables y hasta bonitas. En el largo, la rivalidad narcisista se manifiesta en actitudes destructivas para el amor: incapacidad de perdonar los errores, tendencia a pelear por todo y una actitud crítica hacia la pareja la mayor parte del tiempo.
Son los rasgos opuestos los que permiten el éxito en una relación: generosidad, facilidad para perdonar, sensibilidad, apoyo y capacidad para cuidar.
Algunas preguntas de los cuestionarios utilizados durante esta investigación fueron las siguientes:
Dimensión Admiración:
1. Generalmente, soy muy hábil para tratar con las personas
2. Ser una persona muy especial me da fuerza
3. Soy grandioso
Dimensión Rivalidad:
1. La mayoría de las personas son, de algún modo, perdedores
2. Quiero que mis rivales fracasen
3. Casi no puedo soportarlo cuando otra persona es el centro de atención
Si fuera posible ver las respuestas a estas preguntas, de candidatos potenciales a pareja, con fuertes tendencias narcisistas, muchos saldrían huyendo.
En el inicio de las relaciones, la gente muestra sus cualidades y oculta sus defectos. Es con el paso del tiempo cuando los verdaderos rasgos del carácter tantos positivos como negativos se manifiestan con claridad.
Pienso en una pareja que se pelea por todo, que siempre minimiza los logros del otro, incapaces de reconocerse lo bueno, siempre compitiendo por tener la razón. Una posible explicación para este tipo de relación es el desafortunado encuentro de dos narcisos que luchan por tener el poder, torpes para perdonar, para reconocer sus errores y para apreciar el contar con un compañero de vida.
Cuando una pareja no desea el éxito y sí el fracaso del otro, ahí no hay amor.
*Vale Villa es psicoterapeuta sistémica y narrativa desde hace 15 años. Este es un espacio para la reflexión de la vida emocional y sus desafíos.
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