Contra México no se apuesta

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La selección mexicana abrió ayer su estuche de duendes sobre el césped… y el viejo Estadio Central Lenin de Moscú se llenó de maravillas. Pero la vida no es un cuento de hadas: México venció a un país grande como Alemania sencillamente porque México es también un país grande.

El 1-0 contra el campeón mundial actual es la extensión de la relevancia que tiene México en el mundo como país que está a punto de convertirse en potencia, gracias al modelo económico y político que impulsa desde hace un cuarto de siglo.

Claro que el alto nivel de nuestro futbol (que es la expresión hegemónica en nuestra cultura de masas) es parte de la fuerza de México en el entorno mundial: de los 23 seleccionados en Rusia, 14 juegan en clubes grandes de ligas internacionales. En total, 111 mexicanos juegan en el futbol extranjero.

No: no se le gana un partido en un Mundial al país cuatro veces campeón (el segundo con más títulos, después de Brasil, que tiene cinco) porque a Hirving Lozano le cayó un balón bendito y metió gol. Sería una visión demasiado simplista.

Sería como ver que México está lleno de autos de todas las marcas y la mayoría de modelo reciente, sin tener en cuenta que somos el tercer país del mundo que más gasolina consume, con 129 millones de litros diarios. Y creer que la gasolina es regalada.

México está lleno de autos de todas las marcas y la mayoría de modelo reciente porque es el país con más tratados de libre comercio en el mundo.

Y consume 129 millones de litros de gasolina diarios, porque los mexicanos tienen dinero para comprar los autos y la gasolina.

O como observar que en siete de cada 10 hogares en México hay perros de raza (según el más reciente censo del Inegi) y pensar que las croquetas y accesorios son regalados. Vamos: los mexicanos invierten mil 500 pesos mensuales en alimentar a sus perros.

De hecho, México es el segundo país del mundo con mayor número de perros como mascotas, con más de 24 millones. De acuerdo con el Inegi, el número de perros domésticos en México aumentó 20 por ciento del año 2000 al 2010. ¡Y ni a los perros ni las croquetas los regalan en la esquina!

Así que la selección mexicana no venció ayer a Alemania por casualidad. Le ganó porque somos un país grande en el concierto mundial, con la duodécima economía del planeta, con una moneda fuerte. Por eso hay 40 mil aficionados mexicanos en Rusia viendo el Mundial.

Pero nunca seremos un país grande si le creemos a los ignaros que dicen que estamos jodidos. Porque entonces…

Sí estamos jodidos.

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