Distribución audiovisual

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La contundente decisión de Richard J. Leon, juez de distrito federal estadounidense, para permitir la conclusión de la mega adquisición de Time Warner por parte del gigante de las telecomunicaciones AT&T, dará mucho de que hablar en los próximos meses.

El juez Leon falló a favor de la concentración de estos dos conglomerados, a la cual se opuso vehementemente el Departamento de Justicia, autoridad encargada de ejercer las facultades gubernamentales de competencia económica y antimonopolios en los Estados Unidos de América,  argumentando que la operación generaría una disminución en la competencia, aumento de precios y menor innovación en perjuicio del consumidor.

AT&T es una empresa líder en el sector de las telecomunicaciones del vecino país del norte; cuenta con una vasta red de telecomunicaciones, tanto fija como móvil, que permite la distribución de señales de voz, datos y video a millones de usuarios. También, dentro de sus activos, se encuentra el popular servicio satelital de televisión de paga denominado como DirecTV.  Las alternativas que AT&T posee para distribuir contenidos audiovisuales son amplias y diversas, de ahí el temor manifestado por el Departamento de Justicia en torno a la adquisición de Time Warner.

Por su parte, Time Warner es un reconocido líder en la producción y programación de contenidos. Como empresa global, Time Warner tiene intereses en la industria del entretenimiento y medios de comunicación, tales como la industria cinematográfica y la industria de la televisión de paga, en donde mantiene una fuerte presencia con contenidos distribuidos en buena parte del orbe a través de sus señales como HBO, CNN, TBS, TNT, Cinemax y Warner Brothers.

AT&T y Time Warner no compiten entre sí, por ello, a diferencia de otras adquisiciones multimillonarias, a esta unión se le ha calificado como una concentración vertical. Este tipo de operaciones tradicionalmente habían enfrentado una menor resistencia de la autoridad gubernamental, ya que no se realizan entre competidores directos.

No obstante lo anterior, ante la transformación disruptiva que el sector de las telecomunicaciones, y particularmente el rubro de la distribución y consumo de contenidos audiovisuales, ha experimentado en los últimos años, principalmente por el desarrollo y efecto que han tenido en el mercado las plataformas conocidas como OTT (“over the top”), que utilizan el Internet para este tipo de actividades, como son Netflix y Amazon, entre otras, la unión se sujetó a un escrutinio particular.

En esta fase (ya que seguramente el fallo será impugnado mediante un recurso de apelación), la autoridad judicial estadounidense consideró que la combinación de estos gigantes es conducente, para el entorno competitivo de los mercados en los que actúan.

La decisión judicial rápidamente ha tenido el efecto de acelerar otras operaciones de carácter similar, como la intención que tienen Disney y Comcast para adquirir buena parte de los activos de la Twenty-First Century Fox.  La tendencia de estas consolidaciones, en el entorno actual, difícilmente será detenida, ya que la importancia para combinar en ofertas novedosas, las facilidades de las redes de distribución, con los contenidos que viajan a través de las mismas, pertenece a la nueva realidad mediática.

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