El tiempo envejece deprisa, de Antonio Tabucchi

Foto: larazondemexico

El tiempo camina dentro del tiempo. El tiempo desafía al tiempo. Tiempo que testifica y tiempo que repasa. El tiempo, acorde de fidelidad con el tiempo. Tiempo que repite lo que no renueva nadie. El tiempo es una fábula. El tiempo es una música. El tiempo es un abanico que se abre y se cierra en mitades circulares. Tiempo que sopla y se convierte en amuleto del tiempo. El tiempo, flujo detenido en pausa de enmascarado ensimismamiento. El tiempo se desdice en los enjambres. El tiempo se reproduce en su obsesión. Tiempo que es ovillo. Tiempo que es rescate de otro tiempo en redención.

Tiempo que anula los vaticinios: que se traiciona a sí mismo: que se muerde en cada intervalo: que remarca las travesías. Memoria traicionada, invención de Dios para que las paradojas sigan siendo un misterio. Tiempo sórdido de las orfandades. Tiempo desnudo de las muchachas en su ligereza. Turno de un Eclesiastés perpetuo. Tiempo de perspicacia desvelada. El tiempo suscribe los insomnios. Tiempo que vislumbra las estaciones. Tiempo que fue lo que pudo ser en la presencia de un es que nos mantiene perplejos. El tiempo reabre  cicatrices. El tiempo envejece deprisa en la cosecha.

Cuando Antonio Tabucchi  (Pisa, 1943 – Lisboa, 2012) escribió Sueños de sueños se vio envuelto en un vendaval de alucinaciones cosidas por el tiempo. Atravesaba atajos de un laberinto ruinoso, trotaba por zaguanes húmedos y, a los lejos, en un tiempo yermo, lo esperaba el Minotauro con dos tristezas en los ojos y la cadencia del desamparo en el frontis de la voz. / Cuando Tabucchi cifró La línea del horizonte soñó que volvía de un viaje por el desierto. Soñó la arena, sospechó el infinito. Despertó: no se acordaba de los avatares: las líneas del lapso se habían tragado la luz del recuerdo; Tabucchi tuvo  que delinear los vértigos y configurar la arquitectura de la congoja: edificó una pensión para cobijar el espejismo.

Leo El tiempo envejece deprisa, el libro de Tabucchi más cercano a las vicisitudes tangibles del tiempo. Ensoñaciones atadas a realidades. Personajes que merodean por nuestra imaginación, descansan en la coyuntura de estaciones que los definen y los multiplican en cabalgatas temporales de triste colación. “Le pregunté sobre aquellos tiempos en que éramos aún tan jóvenes, ingenuos, entusiastas, tontos, inexpertos. Algo de eso ha quedado, excepto la juventud, respondió”, inicio de “El círculo”: los versos de Szymborska sirven para que el viejo profesor se dé cuenta de las coincidencias que se alojan en el tiempo. El escritor italiano construye olvidos que establecen vínculos con los recuerdos. El espía del dramaturgo Brecht va a la tumba de éste porque las invocaciones arden en su conciencia. El autor de Sostiene Pereira elabora un cosmos en el que la ficción atrapa muecas reales que se transmutan en protagonistas de aconteceres delineados por ilusiones. Desborde en los causes de las trampas de Cronos.  Metafísica redundada de aprensiones que dibujan al ser en los extravíos de su precaria peregrinación. Crepúsculo de vertiginoso flujo: tiempo que persigue sombras para irrumpir renovado. Lectura provocadora en los vuelcos evanescente de nueve relatos que nos redimen en el tiempo.

El tiempo

envejece deprisa

Autor: Antonio Tabucchi

Género: Cuento

Editorial: Anagrama

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