Para mi mamá: a dos años de tu partida
cada día te extraño más.
Al menos 21 muertes se han dado en hospitales de Venezuela por la falta de electricidad desde que empezó el apagón nacional el pasado 7 de marzo. No hay luz para los equipos médicos, no se pueden hacer diálisis ni otro tipo de tratamientos. La mayoría de los nosocomios sólo cuenta con un generador, que es utilizado para brindar electricidad a las salas de emergencias. En estas áreas, los respiradores para los pacientes más graves funcionan con baterías.
Pero los muertos no son únicamente en los hospitales; Juan Guaidó asegura que al menos 17 personas murieron “asesinadas” por la gente de Nicolás Maduro en estos días por manifestarse.
Por si fuera poco, el apagón ha provocado la falta de agua potable. La comida escasea. Mucha se echa a perder por la falta de energía, ya que los refrigeradores no están funcionando.
En varias carnicerías en Caracas afirman que algunos de sus productos se están dañando, y que han bajado los precios para vender mientras están en buenas condiciones.
Los que tienen estufas eléctricas también están sufriendo, pues no tienen forma de cocinar.
Miles de venezolanos hacen filas interminables para tratar de conseguir agua potable y hielo para mantener fría la comida o las medicinas. Como en toda tragedia, no falta quien quiera sacar provecho y algunos comercios los están vendiendo en dólares.
Pero el dólar no es la moneda oficial en Venezuela y no está al alcance de la mayoría de venezolanos, ya que el país sufre una hiperinflación que el Fondo Monetario Internacional proyecta que sea de 10 millones por ciento este año. Muy pocas personas tienen dinero.
Esto ha provocado que en las últimas horas se registren saqueos a varios comercios. La comida es poca, los productos perecederos se están echando a perder. En el municipio caraqueño de Baruta se produjo un saqueo, por lo que tuvo que intervenir la Guardia Nacional Bolivariana. Un grupo de supuestos implicados fue detenido.
Son ya seis días en los que Venezuela vive entre penumbras debido a los apagones masivos en gran parte de su territorio. Pese a que el servicio de luz se ha restablecido parcialmente en algunos estados, las afectaciones son evidentes.
La capital reporta cortes intermitentes de luz mientras que en otros estados no ha llegado el servicio desde el jueves.
Por supuesto que el gobierno de Nicolás Maduro no asume el grave problema e intenta encontrar culpables.
A sólo una hora y 20 minutos después de que ocurrió el apagón nacional a las 4:50 de la tarde del jueves 7 de marzo de 2019, el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta, salió a decir que se trataba de un “sabotaje”.
En una explicación ofrecida a través de los canales de propaganda del chavismo, Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación e Información del régimen de Nicolás Maduro, señaló al senador republicano Marco Rubio como responsable.
El panorama no es alentador, ya que lejos de vislumbrar una solución, el régimen ha ordenado nuevamente la suspensión de clases y de la jornada laboral.
El gobierno venezolano se mantiene callado; no ha informado con precisión sobre lo que ocurrió en el Guri y la estatal eléctrica Corpoelec. Tampoco ha ofrecido detalles sobre lo que ocurre con el sistema eléctrico en el país.
Expertos consideran que la falla se originó en las líneas de transmisión que transportan energía desde las plantas hidroeléctricas al sur venezolano; esto, aunado a los equipos precarios y al poco personal con el que cuenta el gobierno para enfrentar la emergencia.
Por lo pronto, la Asamblea Nacional, bajo control opositor, llamó a una sesión de emergencia el lunes para debatir el colapso eléctrico “por culpa de la negligencia e irresponsabilidad del régimen de Nicolás Maduro”.
El apagón ha sido el más prolongando en Venezuela en décadas.
En 2013 hubo una falla que afectó a Caracas y 17 estados de los 23 del país, que duró seis horas. En 2018 se registró otra de 10 horas en ocho estados.
Especialistas en energía señalan que el apagón masivo de electricidad se debe a la falta de mantenimiento, desprofesionalización del sector en los últimos años, falta de inversión y la gran vulnerabilidad que representa depender de un solo embalse: el de Guri, ubicado en el sur del país, en el estado Bolívar.
Fuentes vinculadas a Corpoelec confirmaron que un incendio de vegetación registrado el jueves en la tarde afectó las tres líneas de 765 kilovoltios entre Guri y las subestaciones Malena y San Gerónimo B.
Las líneas y las torres que las sostienen están cubiertas de vegetación porque no se les hacen mantenimiento de poda desde hace algunos años.
El incendio pudo generar un sobrecalentamiento en las líneas y, a su vez, un rechazo de carga que dispara las protecciones de las turbinas que alimentan esas líneas en Guri.
La debilidad y el deterioro del sistema eléctrico, la falta de equipamiento de maniobra y control de mando de las subestaciones, así como la ausencia de personal calificado, hace muy complicado resolver el apagón nacional.
La empresa que antes del chavismo estuvo encargada del sistema eléctrico del país, Edelca (antes de ser nacionalizada), contaba con 13 helicópteros para inspeccionar por vía aérea todo el tendido eléctrico desde Guri hasta Cuestecita, la última subestación de la red está ubicada en la Guajira colombiana. Al parecer, ninguno está operativo.
Además, la desprofesionalización de la industria eléctrica aumentó en los últimos años debido a que los ingenieros especializados optaron por irse del país en busca de un mejor futuro.
Venezuela está al borde del colapso. Era de esperase que estos apagones sucedieran. Y mientras tanto Nicolás Maduro sigue buscando culpables cuando a pesar de como se encuentra la situación en Venezuela en este momento, todavía se puede poner peor.