El pasado viernes 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, toda esta semana obliga a cuestionarnos cuál debería ser el papel de los políticos hombres en la lucha feminista. De los representantes de los Poderes de la Unión, ya son visibles sus posturas: la de Arturo Zaldívar, ministro presidente de la SCJN; la de Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República; y el Poder Legislativo ya empezó el debate sobre el aborto legal.
El presidente López Obrador desde la campaña fue muy claro: los derechos y temas controversiales deben ir a consulta popular; en una de las mañaneras evadió el tema. Sus niveles de aprobación son tales que puede permitírselo, no sorprende que en encuestas se revele que la población esté dispuesta a sacrificar libertades con tal de resolver el problema de seguridad pública.
Cada mañana vemos a un presidente conservador, un presidente que no quiere apoyar medidas impopulares y temas que todavía gran parte de la sociedad rechaza. AMLO desde el púlpito presidencial no debió minimizar un problema de salud pública como el aborto, al contrario, si él lo que quería era no dar el debate, debió convocar a la sociedad civil y al poder legislativo para que ellos lo hicieran. La postura del presidente parece más temor a una medida impopular que una definición y convicción moral.
Falta claridad de posturas en el Gobierno de México, si bien la pluralidad enriquece, la falta de definición entorpece. Pero mientras su jefe el Presidente titubea, sorprende la secretaria de Gobernación marche por los derechos de las mujeres.
La postura del ministro presidente Zaldívar no escatima en invitar a la población a ser feminista. No es su primer pronunciamiento progresista al respecto, pero llama la atención que, a diferencia de AMLO, se defina sin titubeos. Como juez constitucional tiene el deber de fijar criterios donde las libertades, las garantías individuales y los derechos humanos consagrados en la constitución sean respetados y garantizados.
Ahora es turno del Poder Ejecutivo de definirse: sí o no. Los diputados y senadores ya empezaron el debate, le toca a ellos decidir si se crea un código penal único para todo el país, para que de esta manera, las legislaturas locales no puedan incidir en temas como la penalización del aborto, como en Nuevo León. Es tiempo de que los ciudadanos ocupen los espacios públicos para deliberar estos temas prioritarios.
¿Pueden los hombres en política autoidentificarse como feministas? Sin duda, el ministro presidente ya lo hizo, entendió que las decisiones políticas deben tener perspectiva de género. El reto es que los hombres acompañen la lucha, pero que no la hagan suya, porque las mujeres tienen razón en desconfiar de nosotros, los hombres; llamémonos o no aliados, ellas deberían siempre desconfiar. La desconfianza ha sido la expresión natural de las mujeres que sufren acoso, violencia, abusos y desigualdad laboral. Hay desconfianza porque la opresión es común y está normalizada. Seamos aliados.