La creación de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) surge desde la indignación de haber sido víctima de un delito o de una violación a los derechos humanos. Nace desde el coraje, al enfrentarse al calvario del ir y venir, de no ser escuchada; desde la lucha que termina dándose en soledad y rodeada de impunidad.
Es entonces que la CEAV nace con la misión de acompañamiento a las víctimas, para que éstas recuperen su proyecto de vida mediante la implementación del modelo integral de atención y, en su caso, con medidas de protección necesarias. Es así que el Sistema Nacional de Atención a Víctimas tiene como eje rector del quehacer con las víctimas, el mandato de diseñar y detonar todas las acciones de políticas públicas y legislativas necesarias para que, desde la justicia y la verdad, nunca más una víctima directa, indirecta o potencial sea revictimizada y olvidada junto con su dolor. Sin embargo, el sistema se ha quedado corto con su mandato.
Y es así que con una gran estructura, un fondo de mil quinientos millones de pesos para brindar los apoyos a las víctimas, y con el cuestionable Registro Nacional de Víctimas, la CEAV se enfrenta, nuevamente, al proceso para nombrar a la persona titular comisionada. La historia de la institución se ha caracterizado por estar siempre rodeada de renuncias, inconformidades y desacreditaciones; desde el principio con Olga Noriega y sus siguientes titulares Jaime Rochín, Julio Hernández, Rubén Vasconcelos (encargado del despacho), el regreso de Rochín (por las reformas a la ley) y, hasta ahora, con su renuncia, también polémica, quedando de encargada Pamela Romero.
La listas de aspirantes es de 26 personas y a algunas de ellas y ellos es la primera vez que se les ve por el rumbo de la atención a víctimas. Así que, por lo pronto, en redes sociales salió una curiosa modalidad para conocerlos, a través de la cuenta del defensor de derechos humanos Jérémy Renaux quien, a falta de información, propuso jugar Adivina quién, así que con una pequeña narración de su trayectoria había que adivinar de quién hablaba; y muchos y muchas no salieron bien librados en su descripción.
En una conversación sostenida con Renaux, me manifestaba la preocupación del movimiento de víctimas, por los perfiles, al decir que algunos son en extremo activistas, con agendas importantes, pero poco diversas; y otros son muy académicos, pero la mayoría no manifiesta tener la experiencia suficiente y necesaria en la administración pública, uno de los talones de Aquiles de la CEAV.
Ante la incertidumbre de los perfiles la manera de designación será fundamental, por eso la importancia de conocer, lo antes posible, la metodología que se usará. Un buen ejemplo a seguir sería el empleado para el nombramiento del titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, y que aunque no pasó por el Senado de la República, como será el caso, y fue designación directa del Presidente, el proceso de la elección llevado por Alejandro Encinas puede estar dentro de los mejores, sobre todo por su amplia difusión y transparencia.
Durante este proceso, no hay que olvidar la opinión de las víctimas. Ellas saben bien qué necesitan y cómo lo necesitan; no escucharlas sería un error grave en éste, que puede ser el último chance para que la CEAV funcione.