Pobreza 2008 - 2018

Este martes, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicó su Medición de pobreza serie 2008 – 2018, que permite observar cómo ha evolucionado la pobreza en México –nacional y en cada estado– durante los últimos 10 años; así como evaluar cuáles políticas públicas han funcionado y qué pendientes apremian. Los resultados son ambivalentes: hay buenas noticias en algunos ámbitos, pero también retos preocupantes.

El Coneval mide la pobreza al considerar dos grandes componentes: el ingreso y las carencias sociales. Una persona se encuentra en situación de pobreza si tiene al menos una carencia social y su ingreso es insuficiente para adquirir las canastas alimentaria y no alimentaria. La persona se encuentra en pobreza extrema si enfrenta tres o más carencias sociales y su ingreso es insuficiente para adquirir la canasta alimentaria. Hay que observar cada componente por separado.

Carencias sociales: buenas noticias. El Coneval mide seis posibles carencias sociales, entendidas como la falta de acceso a alimentación, servicios de salud, seguridad social y servicios básicos en la vivienda, así como rezago educativo y falta de calidad y espacios de la vivienda.

Las seis carencias sociales disminuyeron de 2008 a 2018. Todas. Por citar el caso más exitoso, 38.4 por ciento de los mexicanos no tenía acceso a servicios de salud en 2008 y ese número disminuyó a 16.2 por ciento (menos de la mitad) en 2018 –en buena medida gracias al ahora amenazado Seguro Popular–. En promedio, un mexicano pobre enfrentaba tres carencias sociales en 2008 y pasó a enfrentar dos carencias sociales en 2018.

Lo que las mediciones de carencias sociales del Coneval muestran es que el Estado mexicano sí ha avanzado en su esfuerzo por cubrir los derechos sociales básicos de toda la población durante los últimos 10 años. El logro se debe, en buena parte, a las evaluaciones basadas en evidencia que ha realizado el Coneval y a que gobiernos anteriores lo han escuchado.

Ingreso: malas noticias. Las mediciones del Coneval reiteran lo ya ampliamente conocido: el ingreso de los mexicanos está estancado, lo cual impacta más a los más vulnerables. De 2008 a 2018, la población por debajo de la línea de pobreza por ingresos disminuyó   sólo de 49 a 48.8 por ciento; y la población por debajo de la línea de pobreza extrema por ingresos se mantuvo en 16.8 por ciento.

Conclusión: acelerar el paso (y cuidar lo avanzado). El 44.4 por ciento de la población que estaba en situación de pobreza en 2008, pasó a 41.9 por ciento en 2018. De 11 por ciento que estaba en pobreza extrema en 2008, bajó a 7.4 por ciento en 2018.

En este momento quedan dos pasos claros. Primero, el realmente difícil: lograr un crecimiento sostenido del ingreso es la manera más efectiva de sacar a las personas de la pobreza. Segundo, no tirar lo que sí sirve: mantener las políticas públicas que están sacando a millones de mexicanos de la pobreza es más importante que enviar mensajes políticos contundentes.

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Javier Solórzano Zinser