Lee Krasner: la codependencia emocional

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11 de agosto de 1956, Lee Krasner (48 años) recibe una fatal noticia mientras está de viaje en Europa: su esposo, Jackson Pollock (45), ha muerto en un accidente de coche donde viajaba con una de sus amantes.

Meses antes Krasner había descubierto que él la estuvo engañando con la esposa de unos amigos comunes por siete años y que además había otras jóvenes con las que tenía aventuras, por esa razón ella se fue de viaje. Todo el tiempo que habían estado juntos él había sido infiel, ella sólo se había dedicado a ayudarlo a superar su alcoholismo para que su genialidad pictórica se expresara.

De acuerdo con el doctor Andrew P. Daire, psicoterapeuta de familia del departamento de Ciencias Humanas de la Universidad de Florida y experto en relaciones personales: “la codependencia es una conducta que está asociada con el enfermizo sometimiento a que otras personas sean felices para llenar las necesidades individuales”.

Lee Krasner se caracterizó por su rebeldía, independencia y vitalidad. Fue la sexta hija de una familia de inmigrantes judío-rusos, nacida en Brooklyn, NY. Decidió ser artista plástica a los 13 años y sin apoyo de ninguna índole consiguió estudiar en escuelas de arte públicas. A los 20 años vivía sola y pagaba sus gastos modelando desnuda, se rebeló a las rancias tradiciones familiares de los judíos ortodoxos (al morir su hermana querían que se casara con su cuñado). Pasó de ser una mujer independiente al ser dominada por la genialidad de la pintura de Pollock (ella fue la primera en reconocerlo). Cuando vio El espejo mágico (1941) le pareció a la altura de Picasso y sintió que el pintor estaba destinado a tener un lugar especial en la historia del arte, en una entrevista dijo: “cuando vi su trabajo, sentí una respuesta inmediata, me sentí muy conmovida, me llevó más de tres años procesar esos sentimientos”.

Por ese tiempo Pollock era una persona atormentada, había sufrido mucho en su infancia, su padre era un hombre triste, la familia era disfuncional, tuvieron muchos cambios de casa y él era tímido, depresivo y alcohólico. Lee Krasner estaba soltera en búsqueda de un amor, obsesionada con las lecturas de Rimbaud, le pareció que Jackson Pollock era una “bestia” a la que ella podía adorar. Los dos representaban el estilo expresionista-abstracto, eran vecinos en Nueva York, se admiraban mutuamente, Krasner ya había logrado un reconocimiento a su arte y vivía holgadamente de sus ventas. Se casaron en 1945 y se establecieron en una vieja casa de labor en The Spring, Long Island, comenzando, a partir de ese momento, una nueva vida para ella que decide dedicarse en cuerpo y alma al éxito de su marido. Pollock convirtió el granero en su estudio, en ese espacio perfeccionó su técnica de grandes “salpicaduras”, con la cual fue identificado. Fue en esta etapa que escaló el pico de la fama en 1949. Después de 1951 las presiones comerciales lo hicieron recaer en su alcoholismo, que se acompañaba de las infidelidades y la violencia que Krasner sufrió.

Los vínculos afectivos son una necesidad biológica que intervienen en nuestras relaciones sociales y emocionales. Surgen desde que nacemos y van evolucionando a lo largo de nuestra vida. En ocasiones los seres humanos no nos damos cuenta de la importancia de algún vínculo en particular y lo rompemos para jamás recuperarlo. La primera teoría del apego la realizó John Bowlby en 1969, el profesor Bowen la extendió en este siglo a los sistemas familiares, subrayando que sin importar el nivel socioeconómico o educativo al que pertenezcamos nuestras primeras relaciones (familiares) marcan la forma en que nos vamos a vincular.

Lee Krasner rompió con su familia enfermiza y controladora y paradójicamente repitió este esquema al sacrificar su felicidad en aras de la

de su esposo.

Es con psicoterapia como se puede lograr romper con las historias familiares y librarse de la codependencia en ambos sentidos.

A la muerte de Pollock, Krasner retomó su carrera y en medio de su duelo pintó su obra maestra: El Ojo es el primer círculo. Su pintura es valorada actualmente en millones de dólares.

Es de las pocas mujeres a las que el MoMA le ha organizado una muestra retrospectiva.

Sin embargo, es conocida por la historia como la “esposa de Pollock”.

En sus palabras: “todo mi trabajo fluye como un péndulo, se mueve entre la horizontalidad, verticalidad y circularidad o una mezcla de las tres. Para mí, supongo, el cambio es lo único constante”.

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