En la primera presentación del cantante español Plácido Domingo tras las acusaciones de acoso sexual de al menos nueve mujeres en Estados Unidos, el público austriaco lo aclama.
Aplausos y ovaciones arroparon al astro de la ópera este domingo en Austria, un país reconocido como la casa de la música clásica por la importancia histórica que tuvo en el surgimiento y desarrollo de esta corriente musical en su capital Viena. La Ópera donde participó Plácido Domingo fue la de Luisa Miller, del compositor italiano Giuseppe Verdi, y es la primera aparición artística del cantante y productor español después de que nueve mujeres, ocho cantantes y una bailarina, lo acusaran de acoso sexual.
Desde el principio, los austriacos y turistas que se dieron cita en el teatro Festspielhaus, un recinto que mandó a construir el reconocido compositor y director de orquesta Richard Wagner, aplaudieron la aparición de Domingo, rodeado por grandes artistas de la ópera actual en una noche que borró todas las incógnitas de la manera en que el público recibiría al también director de orquesta tras las graves acusaciones en su contra.
Las nueve mujeres que acusan a Plácido Domingo aseguran que utilizaba su estatus en el mundo de la música para condicionar a las nuevas intérpretes a intercambiar favores sexuales por trabajos en obras donde participaba el cantante español, ya sea en el escenario o como productor; algunas de las víctimas sostienen que su carrera se vio afectada después de rechazar la propuesta de Domingo, un personaje intocable de este mundo que se percibe elitista y clasista.
Tal vez ese mismo elitismo condicionó para recibir al cantante en la ciudad que vio nacer a uno de las grandes de la música clásica, Wolfgang Amadeus Mozart. Con esta presentación quedó claro que las puertas en Europa no se le van a cerrar al madrileño a pesar de las acusaciones de acoso, a diferencia de Estados Unidos que le ha dado la espalda al tenor al cancelarle dos de sus participaciones, una Filadelfia y otra en San Francisco, en un juicio social que ya perdió sin que se haya demostrado la veracidad legal de las acusaciones.
Ahora lo que sigue será observar el largo brazo de la justicia trasnacional que aplica Estados Unidos para someter arbitrariamente a cualquier ciudadano del mundo, tal como lo ha hecho en Latinoamérica, Europa, Asia y África.