Primer año de transformación

Dentro de nueve días, el próximo 1 de diciembre, el movimiento que prometió transformar la vida pública nacional cumplirá un año en el Gobierno. Típicamente, el primer año de cualquier gobierno suele ser de ajuste y aprendizaje. El primer año de la transformación no es la excepción.

Economía estancada. A pesar de los esfuerzos del discurso oficial por comunicar lo contrario, la economía mexicana está estancada. El “crecimiento” del PIB durante los primeros tres trimestres de 2019 fue de 0.1, 0.3 y -0.4 por ciento respecto al mismo periodo de 2018; es decir, decreció en el tercer trimestre. O bien, el “crecimiento” durante los primeros tres trimestres fue de -0.3, 0.0 y 0.1 por ciento respecto al periodo inmediatamente anterior; es decir, decreció en el primer trimestre, no se movió en el segundo y apenas avanzó en el tercero. El discurso oficial ha cambiado: ya no importa el crecimiento, sino el desarrollo. El problema es que difícilmente se puede repartir más pastel entre todos, si nadie está produciendo pastel.

Inseguridad y violencia. No se podía esperar realmente que un discurso de amor y paz (abrazos, no balazos), aunque fuera reiterado y viniera de un Presidente con 30 millones de votos, bastaría para desalentar las actividades delictivas que generan ganancias multimillonarias a organizaciones transnacionales, que comúnmente llamamos cárteles. Por otro lado, no existe evidencia de que un incremento en el gasto social —vagamente focalizado— reduzca los niveles de violencia en el corto plazo. Mientras, 2019 cerrará siendo el año más violento desde que se tiene registro.

Acumulación de poder. Las mayorías que el Presidente y su movimiento obtuvieron en las urnas les dan la capacidad para acaparar espacios estratégicos en todas las instituciones clave del Estado. Es legal y fue decisión de los votantes otorgar esas mayorías (aunque incluso con esas mayorías han recurrido a trucos de cuestionable legalidad). La acumulación de poder va viento en popa y la cuatroté ahora parece estar volteando a ver al INE.

Ejercicios diarios de propaganda. De lunes a viernes, a las siete de la mañana, se destinan recursos públicos para que el Presidente salga ante los medios de comunicación a reforzar (mediante repetición) su discurso. Recientemente, ese espacio (pagado con recursos públicos) incluso ha servido para que el Presidente presente y promocione su nuevo libro.

Atisbos de oposición. El pasado 12 de noviembre, los senadores del PAN lograron, por primera vez en este año de gobierno, llamar la atención como oposición: hicieron todo lo que estuvo a su alcance para impedir el nombramiento, de cuestionable legalidad, de la nueva titular de la CNDH. Ojalá ese suceso marque el inicio de una oposición más certera, que sepa elegir sus batallas y presentar una alternativa real.

Balance. Para ser el primer año de Gobierno del movimiento que transformará al país, acabó pareciendo bastante desolador.

Temas:
TE RECOMENDAMOS:
Javier Solórzano Zinser