Calderón contra el PAN, por la supervivencia.

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Foto: larazondemexico

La detención de Genaro García Luna por el gobierno de Estados Unidos, para muchos, es un golpe lapidario a la imagen y el legado de Felipe Calderón. Pocos exfuncionarios pueden percibirse como más cercanos y más trascendentes en el sexenio del expresidente.

El timming no pudo ser peor: Calderón, de la mano de su esposa, Margarita Zavala, avanzaban a paso firme en la construcción de su nuevo partido político, México Libre.

Y es precisamente esto lo que puede ser la tabla de salvación para quien ha visto manchado el eje conductor de su sexenio: la lucha contra los cárteles del narcotráfico.

Si bien la tentación del presidente, Andrés Manuel López Obrador, de emprender una persecución e iniciar un proceso judicial contra su más acérrimo rival está latente, una lectura estratégica del escenario político hacia los procesos electorales de 2021 y 2024 podría cambiar las cosas.

Calderón ha sido, a lo largo de este primer año, una de las voces más potentes de la oposición en México. Muchos ciudadanos no afines a la Cuarta Transformación, ante la falta de referentes y liderazgos en la oposición actual, han rescatado el gobierno y la figura de Calderón como el principal contraste con la administración de AMLO.

Aunque quizá esto sea complicado de sostener tras la detención de García Luna, es indudable que la formación de México Libre atrae a un sector de la clase media y alta mexicana. Esto, antes que generar una pérdida de simpatizantes para Morena, puede provocar una división en el voto opositor a AMLO entre las diferentes opciones de oposición, a las que se sumaría el nuevo partido del expresidente. Diluir a la oposición.

Porque mientras del lado del bloque del gobierno se prevé una cohesión en las candidaturas y el mensaje entre los partidos que apoyan a AMLO, diluir a la oposición entre tantas opciones como sea posible, terminaría de montar un escenario muy favorable para Morena y López Obrador en los próximos procesos electorales.

De entender esto puede depender el futuro político, y hasta jurídico, de Felipe Calderón: su utilidad en el proyecto de consolidación de la 4T.

Evidentemente, el primer ajuste estratégico de Calderón será la reorientación de su mensaje hacia la economía y un obvio alejamiento de la seguridad. Pero, desde una conveniencia tanto jurídica como electoral, es probable que Felipe Calderón cambie de adversario. Si bien no dejará de ser oposición y señalar los errores del gobierno, es muy posible que en 2020 veamos un abierto contraste del expresidente y su esposa con el partido que lo llevó a la presidencia y con el que ahora competirán por un mismo perfil de votantes: el PAN.

Porque a diferencia de los partidos de oposición con representación en la Cámara de Diputados y Senadores, México Libre tendrá la libertad de ser crítico con todo lo que PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano ha acompañado en este primer año a Morena. Y criticar también las derrotas constantes de esos partidos, cuando no logran oponerse al bloque mayoritario.

Y López Obrador, si toma una decisión estratégica, le abrirá la puerta para hacerlo. Porque la supervivencia de su grupo, la formación de su partido y la competencia contra el PAN por el electorado conservador puede resultar en un ganar-ganar para el expresidente y para AMLO.

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