Wuhan y las arracheras

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Leí una nota sobre una declaración atribuida a un funcionario de la AMEG, definida ahí como Asociación Mexicana de Ganaderos (SIC) y que para futuras referencias deberá identificarse como Asociación Mexicana de Engordadores de Ganado Bovino AMEG, A.C.

La nota dice textualmente que la AMEG pronostica que: “China elevará 40% la compra de carne mexicana a causa de las medidas impuestas para evitar el aumento en la tasa de contagio por coronavirus”.

Continúa la nota diciendo que la demanda de China beneficiará a engordadores y empacadores mexicanos que tienen permisos de exportación para aquel país, lo cual también es inexacto, porque lo que requieren son los permisos de importación a China, dice también que además hay 42 empresas tramitando permisos… no dice para que cosa.

Entrecomillado dice: “Es un beneficio para México en el sentido de que podríamos crecer las exportaciones con mayor rapidez”.

Llama la atención que una institución como la AMEG emita un comunicado discordante, que de golpe y porrazo sugiere que, de exportarse carne mexicana a China, el contagio del coronavirus decaería, lo que atribuiría a la carne mexicana cualidades curativas, como el agua de Tlacote.

Seguramente hay empresas mexicanas que ya venden carne de res a China, pero de eso a decir que se aumentarían 40% es aventurado por las siguientes razones:

EUA y China firmaron un acuerdo comercial para que los norteamericanos vendan alimento a los asiáticos en los próximos años por 700 billones de dólares, de ésos, 40 billones de dólares corresponden a productos cárnicos. Todo esto se deriva de la emergencia sanitaria que obligó a China y a otros países que les surtían carne de cerdo, a sacrificar una buena cantidad de ellos por la peste porcina africana, alrededor de 200 millones de cabezas según algunos analistas.

Ahora bien, un tratado comercial de las dimensiones del que firmaron los americanos y chinos requiere de una programación milimétrica para que no falten alimentos en una nación tan complicada como China, la calendarización de las engordas, sacrificio, corte, empaque y traslados no es sencilla y ambos países se tienen que apegar a condiciones claras en el convenio, que, de no cumplirse, siempre imponen castigos fuertes.

Pues bien, el coronavirus dio al traste con todo lo anteriormente descrito y, aunque hay en el tratado consideraciones por situaciones catastróficas como la que nos ocupa, la terca realidad distorsionó todo, incluso, a la Bolsa de Valores, los futuros y a toda la maquinaria involucrada en el proceso de suministro. El asunto de las sanciones se revisa porque nunca se contempló en el acuerdo, un desperfecto de esta magnitud.

La Nolsa de NY cayó por miedo, ya se recupera, pero el tema de la carne no porque los habitantes de Wuhan, por cierto, una población con 11 millones de habitantes, y la gente en prácticamente toda China está acuartelada en sus casas, los restaurantes han cerrado, las tiendas han bajado sus ingresos por la poca afluencia de clientes y los congeladores siguen llenos de carne americana y sin espacio para almacenar lo que estipulan los contratos.

De este lado del mar, lo mismo, los congeladores en los puertos están llenos, los frigoríficos igual, porque no desplazan canales, por consiguiente, los corrales están atestados y no reciben becerros para engorda.

Hay serias estimaciones de que China no podrá cumplir sus compromisos de compra cuando menos en el mediano plazo, que, dicho sea de paso, nadie sabe o se pone de acuerdo para definir el mentado mediano plazo, porque hay quien dice que en 10 días esto hará crisis mundial y hay científicos que aseguran que lo fuerte vendrá en abril o mayo.

Cualquiera que sea el mediano plazo al que se refieren, la idea de que en este escenario México aumentará sus ventas en 40% suena descabellado y más a un deseo desbordado y lleno de emoción que una declaración fundamentada, que es todavía más desafortunada, cuando no se tiene la cortesía de al menos decir... aunque sean cuentos, que esas supuestas ventas ayudarán a que los ganaderos obtengan mejores precios por sus becerros. Eso si sería de beneficio para México.

De otros productos como queso, leche y carne de aves, mejor ni hablamos, su situación es todavía más triste, a ésos ya les pegó el coronavirus.

Y, sin embargo, sigue la yunta andando.

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