Las mujeres en la numismática mexicana

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La primera mujer que apareció en una moneda mexicana no fue una mujer de verdad, sino una alegoría femenina: la libertad. ¿Por qué representamos la libertad como una mujer? La respuesta es más compleja, mucho más, que el simple hecho de que el sustantivo sea femenino. En todos lados a la libertad se la imagina como una mujer y, casi siempre, hermosa.

En las monedas de oro acuñadas durante la mayor parte del siglo XIX, la adorada libertad no aparecía completa, sólo se veía su brazo desnudo que descansaba sobre un libro de la ley y sostenía una vara de la que colgaba un gorro frigio. Así quedó grabada en las monedas de medio escudo, un escudo, dos escudos, cuatro escudos y ocho escudos entre 1824 y 1873.

"La inflación de finales del siglo pasado nos obligó a tener monedas de mil pesos. Esta moneda, muy hermosa, por cierto, llevaba la efigie de Sor Juana Inés de la Cruz. La moneda, de cobre y níquel, se acuñó entre 1988 y 1992. La reforma monetaria de 1992 le quitó tres ceros al peso y dejamos de tener monedas de esa denominación"

La libertad no se restringió a las monedas de oro. En varios diseños de moneda de cobre, aparecía de cuerpo entero, casi siempre sentada, como en otras monedas del continente. Estas piezas, la mayoría de ellas acuñadas en los estados, tenían denominaciones que iban desde un dieciseisavo de real hasta un cuarto de real.

En las monedas de un peso de plata llamadas “caballitos”, acuñadas por vez primera en 1910 para celebrar el Centenario de la Independencia, la libertad aparece montada de lado sobre un caballo algo pequeño. La dama está cubierta de velos que dejan adivinar sus bien torneadas piernas y alza una antorcha con su mano izquierda. Esta moneda, muy apreciada por los coleccionistas, se

produjo hasta 1914.

Otra alegoría femenina apareció en monedas mexicanas a principios del siglo XX: la victoria alada, que apareció en las monedas de plata de dos pesos de 1921 y en los famosos centenarios; la moneda de oro mexicana, admirada en todo el mundo, que lleva un valor nominal de cincuenta pesos pero que en estos días ronda los cuarenta mil. La victoria alada es una mujer atractiva que está inspirada en la descabezada de Samotracia. Es la misma que llamamos Ángel de la Independencia y que vigila desde lo alto el Paseo de la Reforma. El diseño ha sido tan popular que también ha sido adoptado por las onzas de plata que acuña el Gobierno para su venta al público, pero sobre todo, en el ubicuo Banco Azteca.

[caption id="attachment_1121644" align="alignnone" width="696"] Monedas de cinco centavos que tenían la imagen de la heroína Josefa Ortiz de Domínguez. Foto: Especial[/caption]

La primera mujer real que apareció en una moneda mexicana fue la Corregidora Doña Josefa Ortiz de Domínguez. La descalzada heroína apareció en una moneda de cinco centavos de 1942 y, con algunas variaciones en el tamaño y el diseño, se quedó en ellas hasta 1976. En todo ese tiempo, los llamados “quintos” se asociaron en nuestra mente con el perfil de la valiente Corregidora.

La inflación de finales del siglo pasado nos obligó a tener monedas de mil pesos. Esta moneda, muy hermosa, por cierto, llevaba la efigie de Sor Juana Inés de la Cruz. La moneda, de cobre y níquel, se acuñó entre 1988 y 1992. La reforma monetaria de 1992 le quitó tres ceros al peso y dejamos de tener monedas de esa denominación.

Un poco antes apareció en una moneda de cincuenta pesos otra mujer que no era ni una alegoría ni una heroína ni una poetisa, sino una diosa descuartizada: Coyolxauhqui. Esta moneda sólo se emitió entre 1982 a 1984.

"Tal parece que las monedas, lo mismo que los billetes, son objetos en vías de desaparición. En un futuro todos los pagos serán electrónicos. Ya no habrá hombres ni mujeres que aparezcan en las monedas electrónicas que usemos para el comercio"

Hacia 2010 se hizo una serie de monedas de cinco pesos con héroes y heroínas de la Independencia y la Revolución. Por lo que toca a la Independencia se recuperó a la Corregidora y se incluyó a Leona Vicario. De la Revolución se adoptó a Carmen Serdán y a una mujer anónima: la soldadera.

Esta soldadera no es una diosa ni una alegoría ni una heroína ni una poetisa, sino una mujer cualquiera del pueblo que acompañó a los ejércitos revolucionarios en su lucha por la libertad y la justicia. De todas las mujeres mexicanas que aparecen en las monedas de nuestra patria ésta es mi favorita. La anónima soldadera está peinada con dos anchas trenzas y carga sobre sus hombros dos cananas con balas de grueso calibre.

Tal parece que las monedas, lo mismo que los billetes, son objetos en vías de desaparición. En un futuro todos los pagos serán electrónicos. Ya no habrá hombres ni mujeres que aparezcan en las monedas electrónicas que usemos para el comercio.

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