¿Es razonable lanzar redes de pesca en una laguna vacía de peces, cuando la prioridad es atrincherarse contra el huracán que se aproxima? ¿Por qué ha habido tanta presión para que México haga costosas pruebas de Covid-19, como en Corea, pero estando nosotros en la fase 1 de la epidemia? “Hacer tests, tests y más tests” es fundamental, pero ahí donde la probabilidad de detectar portadores no es insignificante. Ahora que ya está aquí el virus y se difunde, debemos hacer pruebas. Comienza la operación Centinela, y de entrada se adquirirán 120 mil reacciones para todo el territorio nacional.
El Dr. López-Gatell y su equipo actúan con sangre fría, frente a las voces angustiadas que quisiéramos que México invierta en todo: en miles de análisis, en detectores de temperatura para los aeropuertos, trajes de protección extrema, máscaras y ventiladores hospitalarios.
He visto a las mejores mentes de mi generación perder la calma y pronunciarse con angustia sobre estos temas. Yo mismo he recurrido a memes en las redes sociales, para intentar frenar el festival Vive Latino y la Pasión de Iztapalapa. En el otro extremo, Sheinbaum y López-Gatell insisten: “Aún no es tiempo de medidas drásticas” y “no hay evidencia científica que ampare tal o cual política”.
¿Cancelamos vuelos?, ¿cerramos fronteras? López-Gatell niega la utilidad de hacerlo, siempre bajo el argumento de que no hay demostración científica de que esas medidas extremas ayuden. Algunos viajeros, portadores del virus, no harían diferencia, mientras que el aislamiento temprano del país sí terminaría de noquear nuestra economía.
En contraste con funcionarios que se niegan a actuar a falta de demostraciones científicas, para el derecho internacional de las nuevas epidemias la ausencia de certeza no es pretexto para no intervenir, siempre que existan indicios de una amenaza para la salud pública. Se llama principio de precaución. El Reino Unido tampoco cancela vuelos, pero ya empieza a fabricar miles de ventiladores hospitalarios, como en tiempos de guerra. ¿México, que produce automóviles y partes de avión, no debería hacer lo mismo?
Deseo, de corazón y pulmón, estemos en buenas manos. Por la curva epidémica lo sabremos. Si la curva dibujada con los casos totales de Covid-19 se acaba pareciendo al monte Everest, significará que nuestros servicios de salud quedaron rápidamente rebasados y mucha gente morirá sin siquiera recibir ayuda hospitalaria. En cambio, si se parece a la silueta de una duna de arena en la playa, que sube, pero no abruptamente, entonces habrá que aplaudir al Gobierno y a la sociedad civil. Acerca de la suspensión de la jornada escolar y la instauración de la sana distancia, Ricardo Cortés, director general de Promoción de la Salud, declaró: “queremos que la curva epidémica sea muy plana en nuestro país y que pase lo más desapercibida posible”. López-Gatell ha advertido que vamos a llegar a las fases 2 y 3 inexorablemente, pero que “lo relevante es mantener la carga de enfermedad, la velocidad de transmisión lo más estable posible”. ¡Hagámoslo!