De esta terrible pandemia que ha causado la muerte de decenas de miles de personas en todo el mundo y ha provocado una aguda crisis económica que golpea aún más a los que menos tienen, hay algunas cosas positivas, como es que el encierro obligatorio de millones de personas ha sido benéfico para el medio ambiente, menos contaminación, más libertad de los animales salvajes que salen de sus áreas habituales sin el peligro de ser cazados; así como para todo el planeta Tierra que toma un respiro ante el repliegue de los humanos a causa de la epidemia del coronavirus.
Videos grabados en distintas partes del mundo muestran cómo animales salvajes caminan por las calles abandonadas de los poblados y ciudades cercanas a sus hábitats naturales. Se pueden ver pavo reales en las calles de Madrid, cabras salvajes en poblados de Gales, delfines curiosos en las tranquilas aguas de Venecia, focas jugando en San Sebastián, ciervos visitando restaurantes en Japón y macacos buscando comida en las calles de Tailandia. Exploradores de dos y cuatro patas que aprovechan la inusual tranquilidad de las urbes para recordarnos que están ahí y también son parte importante del ecosistema.
La buena noticia ante esta emergencia sanitaria es que especies en peligro de extinción podrían beneficiarse de este encierro humano para reproducirse más fácilmente. Expertos en el tema explican que es normal que si la gente abandona un lugar, los animales lo visiten, aunque después retornen a sus zonas habituales cuando regrese la “normalidad” a las ciudades. En general, esta pandemia puede transformarse en un respiro necesario para el planeta, sin dejar de lamentarnos por la muerte de miles de personas.
Este confinamiento obligatorio que se ha duplicado en gran parte del planeta no sólo parece beneficiar a los animales desplazados o amenazados por industrias y actividades de caza, también ha ayudado a la limpieza de los cielos contaminados en distintas ciudades afectadas por la polución del aire, gracias al encierro de las personas, la reducida circulación de automóviles y el freno de las actividades industriales.
En China se viven problemas similares a la Ciudad de México, una contaminación del aire que parece cada vez peor y el resultado de la cuarentena y el paro de actividades propició la limpieza del aire. En India, uno de los países con mayor problema de polución en el aire, también ha visto beneficios por el encierro de la gente. Las principales ciudades del país asiático registran una bajada considerable en los niveles de partículas dañinas.
En España, uno de los países europeos más afectados por el coronavirus, Madrid y Barcelona son dos de las ciudades más importantes y el encierro de sus habitantes ha ayudado a limpiar el aire de partículas dañinas. Esto lo demuestra un mapa interactivo que mide la contaminación del aire en tiempo real, el cual muestra calificaciones positivas para casi todo el territorio español.
Ante este panorama, podemos suponer que el encierro de millones de habitantes de la Ciudad de México terminará por ayudar a la disminución de la contaminación del aire y ayudará a reducir en otras zonas del país la contaminación, uno de los problemas más importantes que enfrentan algunas urbes.
Un tercer dato que los científicos han encontrado tras el encierro de millones de personas es que los temblores han disminuido gracias a la poca actividad en la superficie de la Tierra. Esto se debe a que al reducir el tráfico de transportes y el movimiento de personas, la corteza superior de la Tierra se mueve menos, generando un menor ruido sísmico en las placas tectónicas.
Con estas medidas adoptadas ante la contingencia sanitaria que estamos enfrentando podemos darnos cuenta que nuestro paso por el planeta tiene un gran impacto para los demás seres vivos que habitan la Tierra y que a pesar de todo, este momento de emergencia puede ser un aviso para cambiar nuestra relación con el medio ambiente y cambiar la forma en que vivimos diariamente.