El austericidio

5ece206aea20c.png
larazondemexico

En los últimos cien años, el mundo fue testigo de dos grandes crisis económicas: la Gran Depresión de 1929 y la Gran Recesión de 2009. A once años de distancia, la humanidad enfrentará una nueva crisis en medio de una pandemia. Es decir, las condiciones de salud impactaron a las economías y éstas, a su vez, tendrán que ajustarse para hacer frente a la pobreza y a la enfermedad para reducir las posibilidades de muerte de los ciudadanos.

La respuesta a la crisis económica mundial tendrá que articular el dilema entre políticas de austeridad y paquetes de estímulos económicos a la vez que desactiva la causa que la originó. Los gobiernos tendrán que tomar decisiones meticulosas pues, se sabe, la austeridad no sólo perjudica a la salud, sino que dificulta la recuperación económica.

En el libro, Por qué la austeridad mata: el coste humano de las políticas de recorte, David Stuckler y Sanjay Basu exploraron la conexión entre las políticas de austeridad y el empeoramiento de la salud colectiva en las grandes crisis económicas de la historia: la Gran Depresión, la transición de la Rusia poscomunista, la crisis asiática de finales de los años 1990 y cerrar con dos episodios de la Gran Recesión: el difícil caso griego frente al islandés. Este último utilizó ajustes keynesianos para apoyar a sus ciudadanos; con ello, mantuvo la salud y fuerza de trabajo de las personas, al tiempo que se reactivaba la economía.

La investigación de Stuckler y Basu demuestra que las políticas de estímulo consiguen, a través de la multiplicación del gasto, un mayor retorno social que propicia la reactivación económica.

Varios gobiernos —Francia, Canadá y Japón— ya han apostado por medidas que protegen a las familias, al tiempo que proponen planes de ayuda fiscal para las grandes empresas. También, se han implementado medidas para atender a los grupos que no pueden dejar el trabajo diario. El objetivo es reducir la tasa de desempleo pues, de esta forma, se impacta directamente tanto a trabajadores formales como a los informales, cuyos clientes primarios suelen ser asalariados. Al tiempo que se realizan las medidas de aislamiento social para, a la brevedad, desarticular el problema sanitario.

Las políticas de austeridad de los gobiernos populistas pueden, fácilmente, crear condiciones sociales para que ocurran austericidios, es decir, que los recortes en las políticas públicas —especialmente, en salud— disminuyan la esperanza y la calidad de vida de los ciudadanos. Pero, más grave aún, pueden crear las condiciones para un espiral que eslabone problemas con el siguiente orden:

1. Crisis de salud

2. Crisis económica

3. Austeridad

4. Decrecimiento y pobreza

5. Segunda crisis de salud

6. Segunda crisis económica

Esta dinámica sería muy difícil de revertir y, más temprano que tarde, abriría la puerta a la violencia.

Temas: