Doloroso respiro

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A nivel mundial, las autoridades de Salud en coordinación con sus gobiernos han restringido las actividades humanas al mínimo para disminuir la velocidad de contagio del Covid-19, para con ello evitar saturar los servicios de salud y mantener la capacidad de atender en forma adecuada a los enfermos.

Algunos estudios coinciden en que la contaminación ambiental ha intensificado la letalidad de la pandemia y que, consecuentemente, las medidas de mitigación han provocado una disminución en la contaminación ambiental.

Esta disminución obligatoria de actividades, en un entorno de enorme complejidad y dolor, ha permitido un respiro a los ecosistemas del planeta. Mientras los ciudadanos se quedan en sus casas, los animales, en algunos casos han tomado las calles. Se han registrado avistamientos de changos, cocodrilos, coyotes, venados, jabalíes, incluso felinos en distintas ciudades del mundo, que se han animado a recorrer los espacios que usualmente están ocupados por humanos.

Las emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminantes han disminuido considerablemente derivado de la interrupción de diversas actividades económicas y sociales. La movilidad se ha visto disminuida notablemente, con lo que los diferentes medios de transporte han reducido su capacidad y frecuencia. Restaurantes, bares, teatros, cines y centros comerciales han cerrado sus puertas. Las instituciones educativas han suspendido sus clases presenciales e intentan, en la medida de sus posibilidades, migrar las sesiones a herramientas que permitan la enseñanza virtual. Gran número de vuelos han sido suspendidos, con todo lo que ello representa. Los centros turísticos han bajado la cortina hasta nuevo aviso. Las industrias han parado sus plantas. El Gobierno mantiene activas únicamente sus acciones prioritarias.

Algunas mediciones demuestran que los niveles de contaminación en Nueva York cayeron 50 por ciento, si se compara este momento con el mismo del año anterior. En el caso de algunos puntos de China, las emisiones disminuyeron 25 por ciento a principios de año, creciendo el número de días con buena calidad del aire en la mayoría de ciudades de ese país.

Desafortunadamente, durante esta pandemia se han perdidos vidas, empresas, empleos, productividad, competitividad y riqueza. Cuando la pandemia por coronavirus se haya ido habrá que recuperar la economía y muy probablemente en ese proceso las emisiones contaminantes alcance de nuevo los niveles previos a la aparición del Covid-19.

La enfermedad ha traído dolor, pero también le ha permitido a muchos recuperar el contacto y la convivencia, con sana distancia, en casa con la familia; además, al verse limitada nuestra capacidad de contacto, nos hemos visto obligados a valorar lo realmente importante de nuestras culturas y comunidades. Tal vez lo más importante es la valoración que hacemos de nuestra salud en tiempos de enfermedad y lo urgente que resulta para nuestro país modificar nuestros hábitos para evitar la obesidad, la hipertensión y demás padecimientos que nos afectan. Será nuestra responsabilidad tomar lo mejor de este episodio cuando concluya. Buscar el desarrollo sostenible, disminuir la actividad innecesaria y promover el consumo responsable deberían ser tareas centrales a considerar.

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