Del miedo a la esperanza

larazondemexico

Lo que pasa en estos días se escribe en las páginas centrales del libro de la historia; éstas pueden ser las últimas líneas de un capítulo importante de la humanidad. Es difícil anticipar cómo se verán el reajuste social y económico; sin embargo, éste es el momento de notar los tintes que pueden adoptar los países y los gobiernos, pues la tensión ha transparentado las intenciones de varios.

La pandemia nos ha hecho revisitar nuestras creencias y nuestros modelos; ha sido un extraordinario medio de contraste para revelar de qué estamos hechos y, sobre todo, pensar quiénes queremos ser. Tanto en lo personal como en lo colectivo, el Covid-19 es un reto que puede materializarse en tragedias o en esperanzas, debido a la pericia y la voluntad que lo acompañen.

Como señalé hace unas semanas, la pandemia es el espejo que refleja la imagen de nuestros países, de los gobernantes, del mundo entero. También de los amigos y de los vecinos. Esta epidemia global ha tensado las cuerdas más profundas sobre lo que entendemos, aceptamos y queremos como humanidad.

Así, hemos visto discursos emotivos y comprometidos con los ciudadanos, como el de la reina Isabel o el del presidente Emmanuel Macron. Nos hemos conmovido, también, con el esfuerzo del personal de salud y hemos aplaudido su sacrificio y su entrega. Al tiempo, se activaron redes de ayuda para adultos mayores y mujeres en situación de violencia, para que no quedaran a su suerte durante estos días negros.

Sin embargo, también hemos visto indiferencia, ineptitud y hasta abusos. La pandemia continúa y los gobernantes han mostrado sus verdaderos rostros. Algunos aprovechan esta circunstancia para hacerse plenipotenciarios —como Viktor Orbán, en Hungría—; a otros, les preocupan sus negocios —como a Donald Trump— y están dispuestos a arriesgar a sus ciudadanos antes que perder dinero. No podían faltar, los negacionistas, quienes se atrincheran en la teoría del complot internacional.

La pandemia continúa y los ciudadanos comienzan a mostrar sus verdaderos rostros: atacan a los médicos, humillan a las enfermeras, discriminan a los enfermos. Están, además, los indolentes que no toman precauciones y los que lucran con las necesidades de las personas.

En estos días, sólo se puede escribir sobre la pandemia: de los síntomas a las políticas públicas; de las medidas a los abusos; de los ciclos del mercado a las medidas keynesianas. Pero muy pronto, tendremos que tomar decisiones y generar acciones que nos permitan transitar del miedo a la esperanza, mediante ajustes sociales que se comprometan con lo mejor que tenemos y somos; aunque, también, tendremos que luchar y sancionar los abusos y los delirios de poder viles, que se aprovecharon de las circunstancias.

Ojalá que esta enfermedad nos cure a todos y más al sistema de salud, al modelo político y al sistema de gobierno.

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