El impacto que esta pandemia va a tener en la economía mundial es todavía de pronóstico reservado, pero se calcula una afectación peor a la sufrida con la crisis inmobiliaria de 2008 y el efecto de la influenza A(H1N1) en 2009.
Todos los gobiernos del mundo han establecido políticas fiscales contra cíclicas para tratar de amortiguar los efectos de la crisis económica que ya llegó. Son miles los negocios, particularmente pequeños y medianos, que han tenido que cerrar sus puertas, y con ellos muchos de los empleados que ahí laboraban ahora están en la calle.
Pues en México somos la excepción mundial, y el gobierno mantiene una política fiscal como si no ocurriera nada. No hay ningún tipo de apoyo a las Pymes para contrarrestar el efecto de la pandemia. Bueno, ni siquiera un diferimiento (NO condonación) en el pago de impuestos.
Lo que sí ha anunciado el gobierno es mantener los apoyos sociales a grupos de población de su prioridad. Nada de malo en ello. Pero estos apoyos, que no son otra cosa que transferencias directas de efectivo, van dirigidos a tan sólo el 22 por ciento de la población. ¿Y el 78 por ciento restante de mexicanos? Que se rasquen con sus propias uñas.
Pero aquí es donde caben varios cuestionamientos. ¿Realmente tiene el gobierno todo el dinero que dice para repartir? También se sabe de la inoperancia de los programas sociales. El dinero no le está llegando al total de la población objetivo. Y, por último, el dinero que se destina a los programas sociales sale justamente de los impuestos que pagamos todos; pero si la pandemia está destruyendo a la planta productiva del país, y el gobierno no la está apoyando, ¿de dónde va a salir el dinero para mantener dichos programas sociales?
El Fondo Monetario Internacional pronostica una caída en la economía mexicana para este año de 6.6 por ciento. Se viene un verdadero desastre. Vienen meses muy difíciles para el país. Deterioro en el bolsillo de la gente, cierre de negocios, desempleo masivo. Todo ello es el perfecto caldo de cultivo para que se incremente la delincuencia y la inseguridad, que, dicho sea de paso, el actual gobierno ha sido ineficaz en su combate.
Esperemos que alguien en este gobierno pueda alertar la gravedad de la situación y meter reversa en muchas decisiones cruciales de política pública. Un ajuste en el gabinete de AMLO es inaplazable. Al paso que vamos, con la mayoría de estos funcionarios, se vislumbra un futuro negro para el país. México no lo merece.