Cuando sólo vale la economía

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larazondemexico

Estados Unidos es el principal foco de infección del coronavirus en el mundo. Con más de 700 mil contagios y 33 mil muertos, la pandemia está lejos de estar bajo control en nuestro vecino del norte; al contrario, se espera un repunte que puede durar semanas. Sin embargo, en el universo mental de Trump las cosas son muy distintas.

Trump mira hacia donde siempre mira: a su espejo. Para él el único indicador que importa es el de la popularidad, y siempre en positivo o será negado como fake news. En año electoral, el presidente lo que anhela es saber que su ancla, la economía, va bien. No le ha importado en el pasado hablar de derechos humanos, de sanidad o del cambio climático. Todas esas cuestiones no hacen brillar a la economía y no meten más dinero en su bolsillo. Él, desde un inicio fue claro: iría contra los impuestos a los ricos, crearía empleos y haría crecer la economía, costara lo que costara.

Por momentos parecía que el sueño de Trump se hacía realidad, en eso llegó el Covid-19 y obligó al mundo a parar. Esta cuarentena obligada ha hecho que se pierdan trabajos, hasta el momento 22 millones de estadounidenses se han anotado a los subsidios por desempleo. También ha parado las fábricas y ha desplomado el precio del petróleo, alcanzando su mínimo histórico. La economía va mal, muy mal. Trump enfrenta una depresión con tintes históricos y está desesperado por remediarla.

Ante esta problemática ha hecho lo que mejor sabe hacer: crear polémica y desinformación. Se ha enfrascado en un pleito con la misma OMS al negar la necesidad de las medidas radicales de confinamiento para parar la pandemia. No contento con eso, le ha retirado los fondos millonarios que Estados Unidos destinaba a esta organización en plena crisis global. Ha tratado de evadir la responsabilidad del gobierno federal por las muertes y la falta de pruebas masivas para detectar la enfermedad, arguyendo que son los estados los responsables de ello, cosa por demás falsa desde el punto de vista presupuestal. Y, para colmo, ha alentado a su base, que en general no puede dejar de trabajar por estar en la parte más baja de la pirámide social, a rebelarse contra la cuarentena y exigir la “liberación” de sus estados.

Ya esta semana el efecto Trump se hizo sentir con protestas en estados como Carolina del Norte, Missouri y Texas. Los ciudadanos salieron, armados hasta los dientes, a exigir su libertad ante las mentiras sobre una supuesta pandemia. La OMS, las universidades y los científicos mienten, nos lo dijo el presidente. Al final, ellos mismos son sólo números en el juego de Trump. Si se levanta el paro mejorará la economía y Trump se verá bien ante su espejo. Que esto les cueste la vida a miles de personas es lo de menos.

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