“Prianistas” a la mar

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Vaya a usted a saber qué cara habrá puesto el secretario Javier Jiménez Espriú tras revisar los nombres y currículo de los directores de algunos de los puertos más importantes del país (colocados ahí con la venia de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante, que lleva Héctor López) y toparse con personajes identificados plenamente con gobiernos del PAN y del PRI; es fácil imaginar al jefe de la SCT hacer gestos de quien prueba un limón extremadamente ácido.

Por ejemplo, figuran en la Administradora Portuaria Integral (API) de Tuxpan a Marcial Guzmán; en Manzanillo a Héctor Mora y en Lázaro Cárdenas a Raúl Correa. Todos ellos “prianistas de cepa” que transitaron del mandato de Vicente Fox al de Felipe Calderón, al de Enrique Peña y al presente.

Ellos pueden explicar su permanencia por el “servicio profesionalde carrera” y la experiencia acumulada… aunque en algunos casos, como el de Raúl Correa, su reinserción a la 4T parece cargada de viejas prácticas. Y es que ha sido visible para ojos escrutadores que el jefe portuario en Michoacán llegó con sus propios operadores para asignar, sin molestas licitaciones, nuevos espacios dentro del recinto portuario bajo condiciones muy preferentes, como American Ports y otros embarcadores de carga automotriz y de contenedores.

Vaya, Correa tuvo buenos mentores al punto que en 2017 se integró al equipo de Emilio Lozoya en Pemex, como subgerente de la Unidad de Responsabilidad: en su trayectoria figura ser gerente de ingeniería en 2002 de Juan Paratore, entonces a cargo del puerto de Lázaro Cárdenas. Paratore fue entonces jefe de Salvador Vega Casillas, director comercial de la API y que con Calderón fue nombrado titular de la Secretaría de la Función Pública.

Y para el recuerdo: el “Trío Paratore” hizo una jugada bajo la mesa en 2003 para que Mexgal revendiera su concesión en Lázaro Cárdenas para operar contenedores a Hutchinson Port que a la fecha dirige Jorge Lecona.

Regresaron de donde nunca se fueron.

Avanza la ignorancia. ¿Se acuerda usted del Comité de Moléculas Nuevas (CMN), dependiente de la Comisión Federal de Protección de Riesgos Sanitarios y que autoriza comercialmente los productos farmacéuticos innovadores, esos especialmente importantes durante la pandemia del Covid19 y en la próxima “nueva normalidad? Pues el CMN duerme el sueño de los justos desde el año pasado. José Alonso Novelo, así como José Ignacio Santos Preciado, han ignorado 51 solicitudes de reunión por parte de empresas farmacéuticas nacionales, internacionales e investigadores independientes con soluciones a enfermedades oncológicas, metabólicas, cardiovasculares, inmunológicas, respiratorias, del sistema nervioso, además de vacunas y antibióticos; casi todos vinculados a procesos terapéuticos contra el Covid-19. El Centro Nacional de Farmacovigilancia, a cargo de Felipe de la Sancha, actúa cómo si no viviéramos la pandemia más extensa de la historia; desde junio de 2019 no convoca a una sola reunión del CMN. ¿Qué se puede esperar del “regreso a la normalidad” sin nuevos tratamientos?

Liquidez para aguantar y crecer. Las nuevas empresas requieren liquidez para sobrellevar esta crisis salvaguardando activos y capital humano. La mexicana Minu, de Nima Pourshasb, lanza al mercado una solución de proximidad a los trabajadores que quincena tras quincena, millones de ellos, requieren dinero para su manutención sin tener que empeñar su alma. Vaya, el retiro anticipado de nóminas aumentó 30% sólo en abril y se duplicó el número de empresas que buscan apoyar a sus empleados en este trance. Minu se perfila como esa luz al final de mes.

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