AMLO nunca entendió que no se trataba de rescatar empresarios sino de, en la medida de lo posible, que resultaría menor que la deseable, preservar puestos de trabajo y fuentes de ingreso, la mejor manera de ayudar a la gente, la mayoría de la cual no quiere vivir gracias a las dádivas del gobierno, sino del trabajo propio, que es lo que va con la dignidad de la persona: ser alguien productivo, no un mantenido, por más que la manutención se ofrezca en nombre de la justicia social, la igualdad de ingresos, la satisfacción de las necesidades, etc.
Más allá de los 3 millones de préstamos, de 25 mil pesos, al 10 por ciento, que sirven de muy poco, el gobierno no solo no ayudó a la preservación de puestos de trabajo y fuentes de ingreso, sino que criticó las medidas que la iniciativa privada tomó para enfrentar el problema, y no puso atención a ninguna de las 68 medidas, propuestas del Consejo Coordinador Empresarial, destinadas a enfrentar el problema. Las primeras consecuencias negativas sobre el empleo, el ingreso y el bienestar de miles de familias ya están a la vista.
Según los datos proporcionados por el IMSS, en abril se perdieron, en el sector formal de la economía, 555 mil 247 empleos, a los cuales habrá que sumarle los que se perdieron en el sector informal (dudo que la pérdida de los empleos formales, aunque fuera solo en parte, haya sido compensada con creación de empleos en el sector informal), más la precarización de los empleos que se conservaron en ambos sectores de la economía.
Para darnos una idea de lo que esta cifra significa, tengamos presente que en abril de 2009, el año de la Gran Recesión, la pérdida de empleos formales sumó 60,218. La de abril pasado resultó 822.1 por ciento mayor.
Si consideramos los cuatro primeros meses del año, el período entre enero y abril, la pérdida de puestos de trabajo en el sector formal de la economía sumó 493 mil 746, 148.7 por ciento más que en el mismo período del 2009, cuando se perdieron 198 mil 509 puestos de trabajo. A esto hay que sumarle la pérdida de empleos en el sector informal de la economía y la precarización de los empleos que se conservaron en los dos sectores de la economía.
Las dos cifras, la de abril, y la de período enero-abril, son máximos históricos, lo cual quiere decir que nunca antes, desde que se lleva el registro, el empleo formal había caído en tales proporciones.
Lo bueno: el lunes 18 inicia la reapertura de la economía. Lo malo: será selectiva (no todas las actividades económicas reabrirán al mismo tiempo) y parcial (las que reabran no podrán operar al cien por ciento). Se seguirá manteniendo la arbitraria distinción entre actividades económicas esenciales y no esenciales. El gobierno seguirá prohibiéndoles a algunos trabajar.