En días pasados varios líderes globales reaccionaron contra el New York Times por notas que desfavorecen a sus gobiernos. Donald Trump, viejo ogro de la prensa liberal, llamó “mentirosos” y “falsos” a los periodistas de ese diario que merecieron uno de los más recientes Premios Pulitzer. Según él, por reportajes sobre la intervención rusa en las elecciones de 2016 y “el fraude del impeachment”.
Trump exhortó a los periodistas a devolver “los premios”, pero en realidad se refería a un premio concedido al staff del New York Times que produjo reportajes internacionales, en palabras del jurado, sobre “fascinantes historias, en condiciones de gran riesgo, sobre acciones predatorias del régimen de Vladimir Putin”. Ninguno de esos reportajes, aparecidos a fines de 2019, fue sobre la “trama rusa” o el impeachment sino sobre operaciones encubiertas del Kremlin en Europa, Bulgaria, Siria, Libia y África Central.
También la embajada rusa en Washington, la portavoz de la cancillería María Zajárova, Sputnik y algunos medios latinoamericanos aliados de Moscú, lamentaron la concesión del último premio Pulitzer al diario de Nueva York. Según Zajárova, esos reportajes fueron materiales de desinformación, especialmente, los de Evan Hill, Christian Triebert, Dmitry Khavin, Malachy Browne y David Botti que, aunque documentados con videos, mostraron bombardeos rusos a hospitales y aldeas sirias.
Si Trump torció información al tuitear que los reportajes eran sobre el impeachment, Zajárova hizo otro tanto al afirmar que desvirtuaban la buena relación de Putin con la comunidad científica, cuando, en realidad, lo que hacían era exponer con imágenes a comandos mercenarios rusos actuando en diversas regiones del planeta.
En su blog Metapolítica 17 el actual canciller brasileño, Ernesto Araújo, acostumbraba a atacar al New York Times como uno de los principales medios del “globalismo de izquierda”. El diario ha dedicado editoriales sumamente críticos al presidente brasileño Jair Bolsonaro, como los de Ernesto Londoño, Leticia Casado y Manuela Andreoni, en relación con su mala y peligrosa gestión de la emergencia sanitaria del Covid-19.
El último incidente del New York Times en América Latina no fue con Nicolás Maduro, cuyo desprecio por el periódico es harto conocido, sino con Andrés Manuel López Obrador. El presidente de México ha dicho que el diario es “famoso, pero con poca ética”, en respuesta al reportaje de Azam Ahmed y el fotógrafo Daniel Berechulak sobre posibles irregularidades estadísticas e informativas del gobierno mexicano en relación con la pandemia.
El autor de la pieza, Azam Ahmed, se ha destacado por la denuncia del maltrato a los migrantes mexicanos en Estados Unidos durante la administración de Donald Trump, pero es también un cronista preciso de la violencia cotidiana en México y Brasil. Acusar de “falta de ética” al New York Times suena a disparo fallido contra el mensajero.