El hartazgo y la desesperanza de un sector de la sociedad, aunado a intrigas y perversidades políticas, ha generado una corriente que está en contra de las medidas tomadas por las autoridades de salud y sus gobiernos, que consideran que detrás de la pandemia hay una conspiración global para controlar a los ciudadanos y establecer un nuevo orden económico, que dice que la vacuna es una estrategia más para enriquecer a unos cuantos.
La difícil situation que enfrentamos ante la llegada del virus SARS-CoV-2 ha generando un descontento e incertidumbre que alimenta las teorías conspirativas que afirman que la pandemia es una estrategia de los gobiernos para controlar a la ciudadanía y una herramienta más para mantener el establishment o grupo de poder dominado por las élites y el sistema. Más peligroso resulta explotar la oportunidad de corrientes políticas de ultraderecha que aprovechan esta situación para ganar adeptos ante los votantes y mantener un ataque constante, politizando una situación de emergencia que ha resaltado la desigualdad social, el desmantelamiento de los sistemas de salud y la falta de prevención ante este tipo de amenazas sanitarias que, según expertos, podrían cambiar permanente la forma en que vivimos.
Alemania, España y México son países en donde se han manifestado estas corrientes de pensadores negacionistas, que reclaman el fin de las medidas y piensan que sus gobiernos utilizan las restricciones para establecer un nuevo orden mundial y un control poblacional. Este grupo es el resultado de una mezcla de grupos sociales que nunca antes habían convivido bajo una misma causa. Las manifestaciones se alimentan de gente conservadora, conspiracionistas, seguidores de la ultraderecha, movimientos antivacunas y ciudadanos neutrales que están cansados de la situación y buscan un culpable que pretende desaparecer las libertades del pueblo y enriquecer a la élite en el poder. En Alemania se le pone nombre y apellido al autor intelectual de esta pandemia, que pretende incrementar su riqueza con la venta de las vacunas, Bill Gates.
El reclamo general se centra en las medidas extremas, como toque de queda, estado de excepción, que se han tomado desde los gobiernos para supuestamente evitar el contagio de una enfermedad que comparan con una gripe común, minimizando así la emergencia y reclamando la restricción de derechos fundamentales.
Estos grupos sociales que han surgido a partir de la pandemia del coronavirus amenazan con crear partidos políticos y aprovecharse para derrocar gobiernos y partidos tradicionales que se disputan todos los años la administración de sus países.
España y Alemania son dos países que han vivido una situación muy diferente ante la pandemia. En España colapsó el sistema de salud por la rápida propagación del virus y el encierro de sus habitantes fue impuesto de manera obligatoria ante dicha situación. En Alemania el sistema de salud no sufrió ningún colapso, a pesar de que
las medidas tomadas por el gobierno no impedían tan tajantemente la salida de sus ciudadanos. En México, en cambio, el gobierno ha permitido que una sociedad madura y cada vez más politizada decida sin violar sus derechos humanos. A pesar de las diferencias en el panorama de la pandemia, en países europeos aparecen estos manifestantes situados en la corriente de negacionistas, que respalda sus manifestaciones en defensa de las libertades del pueblo y en contra del llamado establishment mundial.
Esta situación demuestra que al ser el coronavirus un enemigo invisible e incluso en países más desarrollados que el nuestro, genera un ambiente de incertidumbre y desconfianza en la gente que enfrenta una situación tan compleja que genera este tipo de pensamientos que parecen sacados de una película de terror, sobre una conspiración global.