Trump contra la ciencia

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larazondemexico

No es nuevo que el presidente de Estados Unidos tenga sus encuentros con la ciencia. Sabemos no sólo que no es un científico, sino que gusta de negar las evidencias para favorecer su agenda política. Así lo hizo cuando decidió salirse del Acuerdo de París y negar el calentamiento global para contentar a su base —en concreto los obreros de la industria del carbón— y a sus amigos petroleros millonarios.

Ahora vemos cómo su administración trata la pandemia del Covid-19 no como una emergencia internacional sino como un aspecto político más que puede obstaculizar su reelección. Si la realidad no concuerda con sus intereses políticos, peor para la realidad.

La disyuntiva está entre abrir nuevamente la economía o mantener las medidas de distanciamiento social. Sin una comprensión medianamente cercana de los factores que inciden en los ritmos de propagación de una pandemia, el presidente ha dicho claramente que es una pena que las medidas de reapertura impliquen “algunas” muertes, lo que importa es salvar la economía. Primero muertos antes que perder la carrera comercial.

Los expertos epidemiólogos del país se han pronunciado en contra de la reapertura. Sólo Nueva York ha alcanzado, aparentemente, la cúspide de contagio, las demás ciudades apenas van empezando el ascenso de casos positivos cuando ya se plantea relajar las medidas, es una jugada por demás peligrosa. Pero para Trump los expertos no importan y, es más, si la realidad llega a darles la razón, el camino será el de siempre: negar la realidad.

En la realidad orwelliana que se ha impuesto en el Partido Republicano, la verdad ha dejado de estar en contacto con la realidad para significar únicamente conveniencia política. Los medios afines al presidente ya iniciaron su campaña paranoica conspiradora, sembrando la duda sobre la enfermedad, el contagio y el número de muertes. Además, si como es de esperarse, la mayoría de las muertes suceden en centros urbanos —tendientes al Partido Demócrata—, pues mejor.

La política de Trump es de todo o nada, y más a meses de la elección que definirá no sólo su permanencia en la Casa Blanca sino, de perder, su posible destino tras las rejas. Trump está acorralado y está jugando sus cartas con ardor. Esta jugada, negar el Covid-19, es un arma de dos filos. Podría aglutinar a su base y encender nuevamente los recelos que lo llevaron a la presidencia, pero podría perder el centro que lo apoyó por razones económicas. Aunque Trump no lo crea, muchas personas piensan que antes del dinero está la vida, y su actitud mercenaria podría ser el punto de quiebre para que le nieguen su apoyo en la elección.

Si la pasada elección fue un volado, ésta parece que redobla las apuestas. Lo lamentable es que son vidas las que penden de un hilo.

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