En el día tras día (40) (Para allá vamos quizá sin saberlo)

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Foto: larazondemexico

Al Gobierno lo podrían alcanzar sus contradicciones. Con todo y que la oposición partidaria es menor y poco influyente, existe una opinión pública que se manifiesta por las redes y los medios de comunicación, la cual es al mismo tiempo atractiva, vigilante, contradictoria, profundamente pasional y fanática. No es casual que el Presidente no deje pasar una sola crítica, por menor que parezca, desde estas instancias vengan de donde vengan y se trate de quien se trate.

Por más que el país tenga un Gobierno fuerte con capacidad real de maniobra y definitivamente legítimo, no se debe soslayar que la sociedad sigue siendo profundamente vigilante y atenta, le hagan caso o no.

A muchos actores de diversas áreas de la vida del país les ha costado trabajo reinventarse ante los retos de una nueva coyuntura y también, porque en buena medida, el Gobierno ha sido francamente distante de todo aquello que sean manifestaciones de lo que se conoce como sociedad civil. El Gobierno sabe de sus fortalezas y quizá por ello pasa por alto las miradas y opiniones que hace no mucho tiempo eran referente para entender y revisar la dinámica del país.

Lo que no han dejado de hacer muchas de estas organizaciones es desarrollar un trabajo puntual sobre las acciones del Gobierno. Son las que lo cuestionan y las que a través de investigaciones informan y muestran las eventuales contradicciones.

Muchos de estos trabajos son incómodos y en ocasiones el Gobierno no ha tenido una lectura objetiva ni propositiva de ellos. Los califica y en el proceso los menosprecia o señala como parte de los “adversarios”, “conservadores”, “neoliberales”, que en el fondo no es otra cosa que descalificarlos. No parece razonable, siendo que detrás de estos trabajos, si bien está la crítica ruda, también está el conocimiento.

Las prisas que tiene el Presidente son entendibles, pero no puede gobernar sin reparar en los entornos y lo que los ciudadanos y diferentes ONG plantean y le plantean. Ganar las elecciones de manera contundente no le otorga vía libre para todo lo que quiere, no porque no tenga derecho a hacerlo, sino porque la gobernabilidad del país se establece fundamentalmente por parámetros de consensos.

Las contradicciones que en algunos casos está cayendo el Gobierno tienen que ver con lo que se prometió a lo largo de muchos años, incluso se exigió de manera airada, y que ahora manifiesta cambios de opinión y rumbo.

Es muy probable que el ejercicio del poder obligue a ver las cosas de manera diferente. Una cosa es que en la campaña se proponga rrentes permiten evitar las contradicciones y fortalecer los actos de Gobierno. Con el ambiente crispado se puede presentar una muy delicada coyuntura que esté llevando al Gobierno a cerrarse al saberse poderoso, al no gustarle que lo critiquen, a pensar que su proyecto es infalible, porque es el de los “buenos”, a sabiendas de que tiene capacidad de maniobra real por la fuerza del Presidente y por el control sobre el Legislativo.

Estamos construyendo nuestro futuro inmediato. La pandemia nos coloca bajo un dramático antes y después, no sólo son nuestros hábitos diarios, es también la vida política y económica de nuestra cotidianidad. La cuestión es qué queremos y cómo lo queremos, la respuesta es colectiva no de una instancia única.

Para allá vamos sin saberlo o sin darnos cuenta.

RESQUICIOS.

11 años de LA RAZÓN, gracias colectivas.

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