Todas las caras del racismo

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

RAFAEL ROJAS
RAFAEL ROJAS Foto: larazondemexico

Estados Unidos es, probablemente, el fenómeno político que más veces se ha dado por muerto en la opinión pública global. La crisis financiera, el coronavirus o la explosión antirracista de las últimas semanas, provocada por el asesinato, en plena de calle de Minneapolis, del afroamericano George Floyd, a manos de Derek Chauvin y otros dos policías, sirven para diagnosticar precipitadamente el colapso final de ese país.

Pero como recordara recientemente Cornel West, en CNN, Estados Unidos es el racismo y también el antirracismo, cuya historia se remonta a la lucha contra la esclavitud, en los siglos XVIII y XIX, y desemboca en el legendario activismo de W. E. B. Du Bois y Martin Luther King, Raymond F. Williams y Malcolm X, Angela Davis y los Black Panthers.

Uno de aquellos líderes, Williams, defendió el derecho de las comunidades negras a la autodefensa armada, en los años 60, para enfrentar los ataques del Ku Klux Klan, apelando a la Segunda Enmienda y la tradición patriótica de la Revolución de 1776. La corriente mayoritaria del antirracismo negro en Estados Unidos ha demandado los mismos derechos que los blancos, lo cual se traduce en una afirmación de pertenencia a la misma nación.

Desde las primeras reacciones al crimen, perpetrado por un policía con el mismo apellido de quien en la Francia del siglo XIX dio nombre al chovinismo, el racismo se hizo patente por medio de una de sus caras más conocidas y sofisticadas: la negación de sí mismo. Medios afines al trumpismo y el Partido Republicano sostuvieron que Floyd había sido arrestado por violar la ley, no por el color de su piel, o que su muerte había sido provocada por su mala condición física.

En cuanto estallaron las protestas en diversas ciudades, Trump, Pence, Barr y sus poderosos amplificadores en los medios y las redes sociales, se lanzaron a criminalizar a los manifestantes. Vándalos, anarquistas, terroristas domésticos y hasta agentes extranjeros eran los organizadores de las marchas. En Estados Unidos no había racismo sino una politización de la cuestión racial, manipulada por los liberales, especialmente desde la presidencia de Barack Obama.

George Floyd, Travyon Martin, Eric Garner, Michael Brown, Laquan McDonald, Tamir Rice, Walter Scott, Freddie Gray, Sandra Bland son sólo algunos nombres de negros asesinados por la policía en los últimos años en Estados Unidos. Es ese patrón criminal, negado por un segmento hegemónico de los medios de comunicación y las redes, el que saca a las calles el enojo justificado de los afroamericanos.

Desde América Latina vale la pena recordar que el racismo asesino y la criminalización de las protestas sociales no son exclusivos de Estados Unidos. Las palizas, los abusos y las ejecuciones policiacas también abundan de este lado. Y abunda también, aquí, en Brasil o Argentina, en México o Cuba, la cara más enrevesada del racismo que consiste en pregonar que la discriminación racial ha sido superada.