John Bolton: México y la seguridad nacional

ACORDES INTERNACIONALES

Foto: larazondemexico

Sorpresivamente, como ha sido todo en su presidencia, Donald Trump anunció ayer que el Presidente López Obrador se reuniría con él pronto.

La noticia nos dejó perplejos, pues el Presidente no ha realizado ningún viaje internacional y el canciller Ebrard tampoco tenía noticia alguna, según declaró.

En medio de mi asombro, recordé que el recién publicado libro de John Bolton, exasesor de Seguridad de Trump, relata tres aspectos sobre la relación bilateral: el muro fronterizo; la migración y los tratados comerciales. En esta entrega, me enfocaré sólo en el primero.

Bolton confirma lo que hemos sospechado: el muro es, fundamentalmente, un estandarte para la próxima campaña. Bolton refiere una reunión con su equipo más cercano, insistiendo en que el muro en la frontera con México tenía que ser construido y que la inmigración ilegal tenía que reducirse. “Fui electo por este tema y ahora no voy a ser reelegido por eso”, cita Bolton.

El habitante de la Casa Blanca no dudó en considerar a los cárteles del narcotráfico como grupos terroristas para conseguir financiamiento para el muro. A pesar de todas las complicaciones y sanciones que eso representaría para su vecino del sur.

La resolución 1566 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas define al terrorismo como “cualquier acto... destinado a causar la muerte o lesiones corporales graves a un civil o a un no combatiente, cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o contexto, sea intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo”. En ese sentido, el inmundo ataque a la familia Le Barón es el caso ideal para validar las intenciones de Trump.

Aunque el abanico de implicaciones es amplio y depende de la gestión política de las partes, las consecuencias consideran desde amplias sanciones económicas y comerciales hasta medidas más selectivas, como embargos, prohibiciones de viajar y restricciones financieras o de determinados productos. Eso sería devastador para nuestra economía.

Además, las acciones correspondientes de contraterrorismo vulnerarían nuestra frontera, comprometiendo nuestra soberanía. Por ello, para nuestro país no es conveniente ser considerado como un Estado que alberga —aunque no proteja— a grupos terroristas.

Con la información proporcionada por Bolton, la percepción de la administración de la Casa Blanca ha de hacerse con una óptica distinta: debe entenderse como un asunto de seguridad nacional para México, pues condiciona el desarrollo económico de nuestro Estado; y, dado el binomio inexorable entre seguridad y desarrollo, la política nacional tendría que replantear sustantivamente la relación bilateral.

Es ingenuo seguir pensando que la construcción del muro y la consideración de los cárteles como grupos terroristas afectan sólo a la política norteamericana pues, si bien es cierto, el primer golpe de bola tiene impacto en los votantes, también lo es que los impactos serían en varias bandas. En este contexto, cobra sentido la declaración de Trump: “Quiero agradecer al Presidente de México, es un buen tipo. Creo que va a venir muy pronto a Washington, a la Casa Blanca”. Trump hizo la inusual invitación mientras supervisaba la construcción del muro, con 13 puntos por debajo de Joe Biden.

Éste es, sin duda, uno de los muchos motivos por los que Trump intentó por todos los medios impedir la publicación del libro. Tenía razón, el libro toca asuntos delicados de Seguridad Nacional… también para México.