Más resquemores presidenciales

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser larazondemexico

Muchos de los resquemores del Presidente sobre las elecciones tienen sus motivos.

Lo vivido deja que piense en primera persona, ha sido sujeto de evidentes irregularidades. Pero en la historia electoral hay muchos afectados, derrotados, perseguidos y asesinados.

Una de las elecciones más cuestionadas de la historia reciente fue la del 88 cuando se “cayó” o se “calló” el sistema. En aquella ocasión Cuauhtémoc Cárdenas optó por la construcción de instituciones empezando por la creación de un partido político de izquierda, PRD, y por iniciar el largo camino de la creación de un instituto autónomo encargado de las elecciones. El ingeniero pudo desarrollar una estrategia de confrontación, pero entendió sensiblemente y con visión de futuro el momento político y, sobre todo, la importancia de crear bases institucionales.

El 88 fue uno de los momentos más importantes en la gestación de la democracia y fue paradójicamente un momento frustrante por las evidencias de que pudo haber ganado el ingeniero. Buena parte de lo que hoy es la izquierda, por más singular y amorfa que sea, tiene que ver con ese pasaje.

Las elecciones han sido por lo general un dolor de cabeza para la oposición, mucho tiempo nos la hemos pasado bajo robo de urnas, compra de votos, violencia, arreglos bajo la mesa, arrebatos, control de los gobiernos sobre el proceso electoral y dinero y más dinero.

Ha costado auténticamente sangre, sudor y lágrimas crear y hacer valer al INE como organizador de las elecciones, en las cuales, no lo pasemos por alto, la participación ciudadana es fundamental y estratégica. Cerca de 2 millones de personas participan directamente en el proceso, ellas y ellos son quienes organizan las casillas, cuentan votos y los defienden, y los dan a conocer a través de cartulinas colocadas en la puerta de los lugares donde se ubican las casillas.

Pueden pasar muchas cosas en una elección, pero hay que distinguir entre la responsabilidad del INE y la de los actores políticos quienes se prestan para las irregularidades, las cuales son los motivos de denuncias y cuestionamientos. Habrá que preguntarse si la responsabilidad recae en el árbitro o en los jugadores.

Por más que haya lamentables antecedentes, para decir lo menos, en las elecciones tenemos que reconocer que en los últimos años los procesos han sido en lo general claros, limpios y sobre todo confiables.

Insistimos que son explicables los resquemores del Presidente, pero para que tengan fundamento habría que dejar de ver sólo el pasado remoto porque desde hace algunos años hemos entrado en una especie de círculo virtuoso electoral.

López Obrador puede constatarlo en las pasadas elecciones, por más que hoy se diga que su triunfo era inobjetable. Ganó por la buena y habrá que recordar que a muchos no les gustó su triunfo.

Si algo se tiene que hacer de cara a las elecciones del 2021 es generar confianza y certidumbre más que empezar a colocarlas bajo tela de juicio. El proceso tiene como guardianes a los propios ciudadanos, ellos son el eje sobre el que gira la elección.

Hablar de guardián a estas alturas puede provocar estados de ánimo adversos a la elección e ir creando un ambiente que la vaya cuestionando, lo cual a nadie ayuda, incluyendo a los que hoy tienen una legítima mayoría.

Es claro lo que se juega el año que entra. Para el Gobierno es fundamental mantener la mayoría porque sólo permitiría consolidar su proyecto, el cual apenas inicia.

Pero debe reconocer que puede perder no por los designios del INE sino por lo que haga y no haga. Es entendible el resquemor y la atención que el Presidente le quiere poner a las elecciones, pero no hay necesidad de que se convierta en guardián porque el proceso ya lo tiene.

RESQUICIOS.

En medio del susto de ayer fue saludable que minutos después los memes y el sentido del humor nos hayan hecho pasar ratos catárticos, al Presidente y a su afamado vocero les tocó parte del baile.