Lorna Breen: el Covid-19 y la enfermedad mental

CLARAMENTE

Dra. Yolanda Pica
Dra. Yolanda Pica Foto: larazondemexico

Charlottesville, Virginia, 14 de abril de 2020, Jennifer Feist recibe la llamada de su hermana la doctora Lorna Breen, quien es la jefa de urgencias del hospital Presbiteriano de Nueva York, a la distancia la escucha con la voz apagada y diferente, le pide que: “la lleve a casa”. Feist le ofrece mandarle un boleto de tren o de avión, Breen le explica que está sentada en una silla y no tiene energía para levantarse de ahí, preocupada por el raro comportamiento de su hermana le pide a una amiga que la ayude, ella la lleva en coche de Nueva York a Filadelfia, donde otra amiga la conduce hasta Baltimore, es ahí donde su hermana se da cuenta de la gravedad de su comportamiento, por lo que la lleva al hospital.

Desde mediados de marzo en que empezó la pandemia en Nueva York, Breen enfrentó mucho estrés, cubría jornadas de más de 12 horas diarias, algunos días sin dormir; su padre, quien también es médico, hablaba con ella tratando de calmarla de la impotencia de no poder salvar la vida de los pacientes, quienes a veces llegaban prácticamente muertos, o pasaban horas de agonía en el área de urgencias, donde no había suficientes tanques de oxígeno ni ventiladores. Al inicio de abril Breen se contagió de Covid-19 por lo que estuvo aislada en su departamento de Nueva York, hasta el día 14 del mismo mes, fecha en que al regresar a trabajar se sintió tan mal que llamó a su hermana. Realmente no estaba recuperada, fue ingresada en el Hospital Universitario de Charlottesville, por 11 días en los cuales su familia notó graves cambios en su personalidad, la observaban triste, como despegada de la realidad, salió de alta y al día siguiente, el 26 de abril en casa de su hermana se quitó la vida.

Su familia ha creado una fundación que lleva su nombre con dos objetivos: 1) luchar contra el estigma de que el personal de salud no se debe sentir estresado por su trabajo y 2) para apoyar su salud mental tratando de evitar suicidios.

En la página web creada por los Breen viene la información de que donaron el cerebro de la doctora, para que sea analizado, pues consideran que fue a causa del Covid-19 que ella tuvo un daño físico irreversible que le produjo cambios en su personalidad, pues no tenía antecedentes psiquátricos que explicaran su muerte.

Imagen de Lorna Breen, médico estadounidense que era la directora de la sala de emergencias del Hospital NewYork-Presbyterian.
Imagen de Lorna Breen, médico estadounidense que era la directora de la sala de emergencias del Hospital NewYork-Presbyterian. ı Foto: Especial

Desde que fue declarada la pandemia, el gran riesgo de contagio y la mortalidad han llevado a un aumento en los problemas de salud mental en todos los grupos: público en general, personas con condiciones psiquiátricas pre-existentes y poblaciones vulnerables en donde se incluyen: pacientes infectados, personal de salud y estudiantes.

La constelación de síntomas incluye: pánico, preocupación y depresión, que pueden aumentar por el miedo a estar infectado, estar aislado en un hospital, estar lejos del contacto con la familia y amigos.

De los estudios más completos que se han publicado destaca el del Dr. Liu Liu, realizado en el Departamento de Psiquiatría de Sichuan, China, donde estudió a 1,563 personas del equipo médico encontrando que la prevalencia de ansiedad y depresión es de 51 por ciento.

Son muchos los factores que intervienen, pero los profesionales de la salud trabajan hasta la extenuación para salvar a los enfermos de coronavirus, a menudo sin medios, (tenemos grabadas las imágenes de las primeras semanas: médicos protegiéndose con bolsas de basura). Lo que enfrentamos son los límites de la ciencia, la impotencia de los profesionales de la medicina, el estupor y la desesperación que suscita una pandemia.

La Dra. Marie Åsberg, de la Universidad Karolinska, en Suecia, tiene más de cinco décadas estudiando el estrés del personal dedicado a la salud, afirma que la depresión que sufren es diferente a las descritas, pues tiene una pronunciada disfunción cognitiva con fallas en atención, orientación, lenguaje, memoria, pérdida de la resiliencia y propone llamarle “Síndrome de Agotamiento”, cuya recuperación es lenta, desde que inicia hasta que se resuelve dura 30 meses y llega a causar incapacidad para trabajar. Produce cambios cerebrales en zonas como la corteza prefrontal, hipocampo y amígdala. Su propuesta es cuidar los horarios de trabajo, iniciar tratamiento con psiquiatras, terapia de grupo y cognitivo conductual.

En este momento aún no podemos saber el tamaño de las consecuencias que tendrá esta catástrofe en la salud mental del personal de salud, la Asociación Psiquiátrica Mexicana ofrece ayuda gratuita en su link: www.psiquiatrasapm.org.mx , con el nombre: “Nosotros también nos cuidamos” .

En mi reflexión: “Los seres humanos somos conscientes de que algún día vamos a morir, con esta pandemia sabemos que en cualquier momento nos podemos morir”.