El miedo a contagiarnos, a perder a un ser querido, el que tantos trabajos estén en vilo y nuestros ingresos disminuyan o dejemos de recibirlos, la violencia en las calles… son decenas de razones por las cuales ha aumentado el estrés de muchos de nosotros durante esta pandemia.
Pero con el estrés también estamos disminuyendo nuestras defensas, y en momentos como el que estamos viviendo, el fortalecer nuestro sistema inmune es fundamental.
En estos meses, miles de personas están experimentando ansiedad, miedo, irritabilidad, mal humor, frustración, agotamiento, impotencia, inseguridad, desmotivación e intolerancia.
Tenemos los músculos contraídos, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, malestar estomacal, fatiga, palpitaciones, agotamiento, deterioro en la memoria e incluso problemas de sueño.
Todo esto es consecuencia del estrés y, sin duda, nuestra salud se está viendo mermada porque estamos somatizando.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, el estrés es un “conjunto de reacciones físicas y mentales que la persona sufre cuando se ve sometida a diversos factores externos que superan su capacidad para enfrentarse a ello”.
El problema es tan serio que no sólo afecta a la persona que lo padece, ya que es potencialmente contagioso. Estar cerca o visualizar a otras personas en situaciones de estrés puede aumentar los niveles de cortisol, que es la hormona que se libera como respuesta al estrés.
De acuerdo con la ONU, los accidentes laborales, el estrés, las largas horas de trabajo y las enfermedades relacionadas con el mismo, causan 374 millones de muertes al año.
Por si fuera poco, el problema toma mayor relevancia en la actualidad, ya que el estrés debilita nuestro sistema inmunológico, lo que nos vuelve más propensos a contagiarnos de Covid-19. Y es que el torrente de hormonas que libera el estrés reduce la respuesta del cuerpo a los invasores exteriores, como virus, bacterias y demás agentes dañinos.
Confusión de síntomas
De acuerdo con la psicóloga Kristin Hadfield, de la Universidad de Queen Mary, en Londres (BBC Mundo 2018), "el estrés tiene una gran cantidad de efectos negativos en nuestro cuerpo. Cuando estás estresado, eres más susceptible de contraer enfermedades virales".
Incluso el estrés puede aumentar el tiempo que toma recuperarse de una enfermedad o lesión; además, si tiene un problema respiratorio, como asma o enfisema, el estrés puede dificultar aún más la respiración.
El estrés además aumenta el nivel de cortisol en el cuerpo, que debilita el sistema inmunológico y además, engorda.
El aislamiento y la situación general ocasionada por la pandemia del Covid-19, siendo algo incierto y que ha alterado nuestra rutina diaria, también ha incrementado el estrés.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que durante el brote de Covid-19 “es normal sentirse triste, estresado, confundido, asustado o enfadado”. Por esto, sugieren evitar el tabaco, el alcohol y las drogas, y comer saludable.
Si bien es cierto que muchos resultados se basan en meras correlaciones estadísticas, una gran cantidad de estudios realizados en los últimos años apuntan a que el estrés, la falta de afecto y el desánimo alteran a las hormonas que modulan el sistema inmune y, en consecuencia, predisponen a las enfermedades infecciosas.
Lo cierto es que, en un lugar como México, es muy complicado no tener estrés. La crisis sanitaria y económica ha repercutido en la salud mental de los mexicanos. Es debido a este contexto que el consumo de ciertas sustancias ha aumentado; desde inhalables, alcohol, tabaco y drogas hasta ansiolíticos y antidepresivos.
Casi el 29 por ciento de los empleados en México tiene un horario de trabajo muy largo, una de las cifras más altas de la OCDE, donde el promedio es de 11 por ciento.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares del Inegi, el 32.5 por ciento de las personas de 12 años y más admitió que se ha sentido deprimido; mientras que el Instituto de Neurociencias, Investigación y Desarrollo Emocional (Incide) estima que el 9 por ciento de la población mexicana vive con depresión y otro 14.3 por ciento, con trastorno de ansiedad.
En un tamizaje realizado a 370 participantes de 31 servicios de atención médica del 7 al 31 de mayo en el Hospital General de México, la emoción predominante fue ansiedad (en 254 participantes), incertidumbre (en 176), miedo (169) y desesperanza (127), según presentó en un webinar el Servicio de Salud Mental del hospital.
Si estamos conscientes de todos los efectos negativos que está generando el estrés en nuestro cuerpo y mente hay que trabajar para contrarrestarlo. No vamos a poder cambiar la situación por la que estamos atravesando, pero sí podemos hacer esta época de pandemia más llevadera.
Es fundamental tratar de manejar rutinas, horarios de comida y de trabajo en casa, de respirar profundamente para oxigenarnos. El ejercicio y una nutrición adecuada pueden mejorar la salud del sistema inmune y, al mismo tiempo, “ayudar a disminuir las enfermedades como la diabetes, la hipertensión o la obesidad”, consideraron los expertos en enfermedades que han sido asociadas a mayor probabilidad de cuadros graves de Covid-19.
Es una realidad: el estrés puede influir en enfermedades del corazón, diabetes, obesidad o sobrepeso, cáncer, hipertensión, entre muchas otras, y son estas las condiciones que están complicando la salud de las personas contagiadas de Covid-19; tenemos que controlarlo.