Alguien desde las oficinas de Gabriel García, el poderoso coordinador de superdelegados estatales, debe estar moviéndole el tapete a la jefa capitalina Claudia Sheinbaum en uno de los programas socialmente más importantes de la CDMX, los 450 comedores comunitarios, cuya función de paliativo contra el hambre está por convertirse en un mecanismo de registro y enrolamiento de votantes conforme a la licitación LPN-SIBISO-006-2020.
El programa de comedores ofrece una comida completa por sólo 11 pesos a las personas más pobres de la capital; el modelo original se diseñó como un instrumento de “piso social” para ofrecer la nutrición más completa sin condicionante social o político: basta con llegar al comedor, pagar y obtener el beneficio. Diariamente casi 50 mil personas obtienen esta ayuda. De hecho, durante los graves y tristes días de la pandemia, la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social desplegó comedores móviles para asistir a los familiares de los hospitalizados por Covid-19 sin otro interés que cumplir el deber legal y ético.
Broxel en lugar de Soriana. Sin embargo, esa naturaleza inclusiva está por pervertirse con la licitación concluida el 30 de junio para generar un servicio de dispersión de recursos mediante tarjetas electrónicas con chips y bandas electrónicas para compra de insumos alimentarios para los comedores comunitarios. El contrato fue asignado a un solo concursante, la Fintech Broxel, de Gustavo Gutiérrez, por hasta 106 millones de pesos por un servicio que tiende como método de control político, pero con incierta incidencia contra el hambre pues en lugar de establecer un estándar de tipo y calidad de insumos, proporciona dinero a los administradores de los comedores para que realicen las compras dónde y cómo lo consideren.
De hecho, serán monederos electrónicos… como lo que se usaron en la campaña de Enrique Peña Nieto a través de Soriana, que encabeza Ricardo Martín Bringas, y que fueron impugnados por el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. La “dispersión de fondos” necesariamente implicará enrolar a los administradores de los comedores, generar una base de datos que eventualmente puede ser extendida —mediante otro contrato— para enrolar a los beneficiarios de los comedores con foto y datos personales, incluyendo domicilio. Datos que, por cierto, ya existen en el INE que encabeza Lorenzo Córdova.
Sader, previsión alimentaria. La buena es que el secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, puso en marcha el complementa las operaciones del Laboratorio de Inmunología, Biología Celular y Molecular —que complementa las operaciones del laboratorio de alta seguridad de nivel 3 (BSL3) de Palo Alto, Cuajimalpa— con una inversión de 4 millones de pesos. Siendo México uno de los 5 países con mejor infraestructura de cuidado sanitario en el sector agroalimentario, el nuevo laboratorio fortalece la detección oportuna de enfermedades animales y se refuerza la atención a emergencias sanitarias provocadas por la aparición de nuevos patógenos.
Home Delivery, acuerdo en puerta. ¿Le parece excesiva la comisión que paga a los populares servicios de entrega a domicilio, incluyendo los de alimentos? Pues lo es, tanto que la Canirac, que encabeza Francisco Fernández, está por llegar a un primer acuerdo con Rappi, que dirige Alejandro Solís. Ya le platicaré.