En el narco, las mujeres ganan terreno

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
Bibiana Belsasso Foto: larazondemexico

Esta semana fueron detenidos José Antonio Yépez, el Marro; Guadalupe Villarreal Gómez, alias La Teniente, y Lized Yuridia, mejor conocida como Big Mama. En la estructura del Marro hay mujeres muy importantes, y con estas detenciones se demuestra una vez más, cómo ha ido avanzando la presencia de las mujeres en grupos criminales y cada vez con posiciones más importantes.

La Teniente, Guadalupe Villarreal Gómez, fue guardaespaldas de Sofía del Carmen Monsivais Treviño, sobrina de Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40; después mano derecha y persona de confianza de Juan Gerardo Treviño, El Huevo, líder del Cártel del Noreste.

Se caracterizaba por su alto grado de violencia, la misma violencia que puede ejercer el más despiadado hombre del crimen organizado. Fue detenida el pasado martes en Nuevo Laredo, Tamaulipas, por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional.

La Teniente es considerada por las autoridades como uno de los liderazgos más violentos del Cártel del Noreste.

En su carrera delictiva, se encargó de los cobros por los secuestros que realizaba la organización criminal; controlaba a los “halcones” que vigilan los movimientos de las autoridades y los grupos rivales; además, dirigía un equipo que cobraba las extorsiones a negocios y el “derecho de piso”.

También se encargó de la cooptación de autoridades de los tres niveles del gobierno para que colaboraran con el CDN, así como del reclutamiento de sicarios y de la supervisión del tráfico de armas proveniente de Estados Unidos para después distribuirlas entre todas las células delictivas de la organización.

Como La Teniente, hay muchas mujeres que cada día juegan un papel más preponderante en las organizaciones delictivas, como el caso de Lized Yuridia mejor conocida como Big Mama, quien también fue detenida hace unos días en Ciudad de México.

Big Mama es identificada como persona de confianza de Óscar Andrés Flores Ramírez, El Lunares, y parte importante en la organización La Unión Tepito.

La criminal tiene un largo historial delictivo y ha estado recluida en el Centro Femenil de Santa Martha Acatitla en dos ocasiones (2005 y 2013) por delitos contra la vida, contra la integridad corporal y lesiones graves y por resistencia de particulares, respectivamente.

Lized Yuriria, también conocida como Sofía o La Chofis, era parte del equipo de seguridad y protección de El Lunares, portaba armas de fuego y custodiaba el exterior de La Fortaleza, centro de operaciones de La Unión Tepito, ubicado en la calle Peralvillo 33, colonia Morelos, alcaldía Cuauhtémoc.

Big Mama coordinaba la venta y distribución de droga a diversos grupos de narcomenudistas en Ciudad de México y organizaba los envíos de droga a Tlaxcala para su venta al menudeo.

Tanto Lized como sus hijos recolectaban las ganancias por la venta de la droga en Ciudad de México y los estados donde las distribuían.

Operadoras y hasta sicarias del crimen organizado

Operadoras y hasta sicarias del crimen organizado
Operadoras y hasta sicarias del crimen organizado ı Foto: larazondemexico

De acuerdo con las investigaciones, Big Mama era el enlace entre los integrantes de La Unión Tepito y policías, para coordinar la entrega de dinero como parte de los sobornos a cambio de protección e información de los operativos.

Hasta hace pocos años, las mujeres que pertenecían a grupos criminales simplemente eran cómplices, sabían lo que hacían sus parejas y muchas veces ellos las involucraban y las utilizaban para trabajos menores. Por eso eran detenidas, y por eso entraban a las cárceles mexicanas. Con un agravante: los días de visitas en los penales para hombres, antes de la pandemia, siempre había gente; mientras en los reclusorios femeniles la mayoría de las mujeres son olvidadas.

Hoy, las mujeres están tomando ya un papel importante en los grupos criminales, y ya participan activamente en la operación de éstos.

Esta semana inició con un fuerte golpe, casi letal, para el Cártel de Santa Rosa de Lima, con la detención de su líder, José Antonio Yépez, el Marro. Pero debido a la peculiar configuración del grupo criminal, también contaba con una fuerte presencia operativa de las mujeres, ya que el capo construyó su poder rodeado, sobre todo, de sus familiares y pareja.

Desde luego estaba la madre del Marro, María Eva, a quien se le ha relacionado con las finanzas del Cártel de Santa Rosa de Lima; además, está señalada por su presunta participación en delitos contra la salud, en su modalidad de posesión para su venta. La mujer ha sido detenida, pero siempre fue liberada por falta de pruebas.

Otra mujer con presunta participación en el cártel es Juana Erika, una de las hermanas del Marro, quien junto a su prima Rosalba, fueron detenidas durante el operativo de finales de junio; sin embargo, como todas las personas aprehendidas en aquel momento, fueron liberadas.

Otra de las hermanas de líder huachicolero fue señalada como operadora del grupo criminal en Celaya, uno de los bastiones del cártel. Se trataba de Karem Lizbeth, pero tanto ella como su esposo habrían sido asesinados en enero por una célula del CJNG.

Desde luego que está la pareja del Marro, Karina, presunta operadora de la organización criminal. La mujer fue capturada a finales de enero y liberada una semana después.

De acuerdo con Equis, Justicia para las Mujeres, organización no gubernamental que colabora con instancias como la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), hasta 2018 fueron detenidas tres mil 018 mujeres por narcotráfico.

De 2016 a 2018 creció 103% el número de presas por delitos contra la salud. Si es cierto que muchas mujeres formaban parte de las filas del crimen organizado para apoyar a sus parejas, hoy más del 50 por ciento lo hace por temas meramente económicos.

En 2009, la entonces PGR descubrió una participación más activa del sexo femenino y llevó a cabo trabajos de investigación en los que descubrió grupos criminales de mujeres asesinas y líderes de células delictivas, pero la historia de la incursión y cómo han ido ganando fuerza las mujeres en el narcotráfico, se las contaré más adelante.

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Javier Solórzano Zinser