Ser mamá y no morir en el intento

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota
Josefina Vázquez Mota larazondemexico

El confinamiento por la pandemia de Covid-19 ha significado un enorme desafío, no sólo para millones de niñas, niños y adolescentes, sino también para sus padres; particularmente para las mamás, quienes han tenido y tienen que redoblar sus esfuerzos ante una situación inédita, como la que se vive en estos días.

A estas nuevas realidades se suman ahora las clases por televisión o digitales, que han demandado la ayuda de las madres de familia, por lo que deben decidir a qué dedican las 24 horas del día, y el desafío es aún mayor para aquellas familias sin acceso a Internet.

Testimonios de algunas de ellas no dejan lugar a duda sobre lo que viven hoy y vivirán al parecer el resto de 2020.

Clara es mamá de tres: Javier, Nicole y Rafael. Los dos últimos cursan tercero y segundo de preescolar, respectivamente, y ambos tienen tareas. Por fortuna tiene computadora, pero no es suficiente, pues también ella debe hacer uso de ésta para vender productos vía Internet, por lo que se las tiene que ingeniar para que todos puedan usarla, pues la situación económica no les ha favorecido. “No sé ni en qué día vivo, no sé ni qué hora es, sólo espero que todo vuelva pronto a la normalidad”.

Yoset aprovecha las mañanas para hacer las tareas del hogar; al mediodía suena la alerta de su celular. Es la señal de que la maestra está a cinco minutos de iniciar la clase del día. Para entonces, Monserrat, de seis años, debe estar lista. Yoset trabaja dos días a la semana limpiando casas; esos días corre a dejar a ‘Monse’, como le dice, a casa de su mamá para que la cuiden y le ayuden con la escuela. Dice que todos los días termina molida, pues no sólo atiende a su segunda hija, sino también a Emiliano, quien va en segundo año de la vocacional.

Mayra es mamá soltera. Su madre falleció y la escuela a la que iba Sofía era de horario extendido, por lo que ahora debe desvelarse trabajando en casa, pues la mitad del día se le va en atender a Sofi, quien entró a primero de primaria y sus clases comienzan a las 9:00 horas. Mayra y Sofía escuchan juntas la clase para así resolver cualquier duda o por si falla el Internet. “Para mí es menos estresante que Sofi esté en la escuela porque sólo llegaba a revisar tarea o a comprar el material que pidieran; ahora debo ajustar horarios, mucha presión”.

Vania, por su parte, cuenta que hay días en que quisiera llorar, pues sus dos hijos son pequeños y sólo tienen una hora de diferencia entre la clase de uno y otro. Alejandro va en tercero de primaria, y Camilo en preescolar. “Ser mamá en tiempo de pandemia es demasiado agotador, no te da tiempo de nada, entre la casa, las clases, el trabajo y los niños, apenas como, duermo, me baño y voy al baño. Olvídate de tener un tiempo para mí, a veces quisiera esconderme por una hora y dormir”, señala.

Para la mayoría de las madres su vida cambió dramáticamente de un día para otro. Urgen políticas públicas que las apoyen en esta pandemia, que les permitan trabajar y, al mismo tiempo, atender las tareas del hogar, como lo es un Ingreso Básico Universal.

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