El código de ética de la BBC

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela larazondemexico

A propósito de las falsas declaraciones del todavía presidente Donald Trump, la mayoría de las cadenas televisivas cortaron la transmisión, pues decidieron no ser utilizadas como megáfonos de un supuesto fraude; asimismo, calcularon los daños que las palabras de Trump traerían para la democracia americana. Y, sin temor alguno, explicaron a las audiencias su decisión y acotaron las imágenes del mensaje presidencial.

Los medios de comunicación son el cuarto poder y, por ende, no pueden eludir la responsabilidad social de su trabajo. La polémica se desató y apareció el “fantasma de la censura”: ese tenebroso esperpento que, gracias a las redes sociales, ha sido derrotado.

Considero, como articulista y como eticisita, que los medios de comunicación son actores políticos con una función social ineludible: ser los guardianes de los valores de la democracia.

Los medios informan, sin duda. Pero, además, dan contexto, hacen proyecciones, critican y apuestan por las opciones que consideran mejores. En otros términos, contribuyen en la construcción de las sociedades.

Transformar una sociedad es, sin duda, una labor ardua: las expectativas son muchas, los retos son incontables. Y para que el proyecto valga la pena hace falta saber, con claridad, hacia dónde queremos ir pues cada decisión es un avance o en retroceso en la construcción del proyecto.

Y esos primeros principios suelen ser los códigos de ética que sustentarán la convivencia entre los participantes. A propósito de los cuestionamientos en los medios ocurridos en los últimos días, es inevitable preguntarnos cuáles son las obligaciones y los límites que deben respetar los medios de comunicación.

Para abonar a la reflexión, recupero los principios del Código de Ética de la BBC de Londres, la icónica cadena televisiva, que sirve de referente mundial, que considera que sus programas deben siempre basarse en los siguientes principios:

  • • Imparcialidad
  • • Precisión
  • • Equidad
  • • Integridad e independencia editoriales
  • • Respeto a la vida privada
  • • Respeto por los parámetros de decencia y buen gusto
  • • No promover la imitación del comportamiento antisocial o delictivo
  • • Salvaguardar el bienestar de los menores
  • • Tratamiento justo a los entrevistados

Así, las cadenas tienen obligaciones sociales más allá de la sola transmisión. No se vale hacer publicidad a las mentiras de un mal perdedor; y si no quieren ser cómplices de la violencia de género, tampoco pueden permitir conductas machistas al aire, tales como descalificaciones o silencios pasivo-agresivos.

La pura complacencia de los berrinches de los machos -sea el presidente de Estados Unidos o quien sea- no honra las obligaciones éticas de los medios y traiciona la confianza ciudadana puesta en ellos.

Además, de que se convierten en megáfonos de prejuicios y estereotipos, es decir, se vuelven bocinas de la injusticia social.

Los cuestionamientos hacia las cadenas televisivas y otros medios de comunicación deben hacerse con perspectiva ciudadana, responsabilidad social y sólidos principios éticos.

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