El “síndrome del Aquimichú” que cobrara fama en sexenios priistas, en el que algunas iniciativas enviadas al Congreso de la Unión o acciones gubernamentales emprendidas no prosperaron o quedaron congeladas en San Lázaro o se optó por dar marcha atrás, parece estar de vuelta, como en el caso del outsourcing propuesto por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, enviado a la Cámara de Diputados y que, ante los reclamos del empresariado nacional, será “revisado” para modificarlo.
El propio mandatario anunció en su mañanera de ayer que por la tarde sostendría una reunión con los dirigentes del sector privado que alertaron que, además de que se perderían cerca de cinco millones más de empleos, se pretende criminalizar a los empresarios que subcontratan personal y cumplen sus obligaciones laborales y fiscales.
DE ESTO Y DE AQUELLO…
En un lapso de apenas cuatro días, tanto en las ceremonia del aniversario de la Revolución, el viernes pasado, y el de la Armada de México, ayer, el general Luis Cresencio Sandoval y el almirante José Rafael Ojeda, secretarios de la Defensa Nacional y de Marina, respectivamente, coincidieron en asegurar que “las Fuerzas Armadas de México no anhelan el poder”, lo que no parece mera casualidad.
Sobre todo, después de los señalamientos, en nuestro país y en Estados Unidos, de que ambas, justificadamente agraviadas por el arresto en Los Ángeles del extitular de la Sedena, Salvador Cienfuegos, presionaron al Presidente López Obrador para que el Gobierno encabezara su defensa ante las acusaciones que, con base en declaraciones de “testigos protegidos” le imputó la DEA y fuera regresado a México, sin cargo alguno.
Aún cuando tanto el propio mandatario como el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, han insistido en que “no habrá impunidad” y que “se investigará” aquí las presuntas acusaciones en su contra, habrá que ver si la Fiscalía General de la República se atreve a hacerlo o concluye en que son infundadas, como seguramente así será.
Por lo pronto, el Presidente lleva varios días en negar que, como lo han publicado medios extranjeros, que la liberación del general Cienfuegos haya mediado una opaca negociación para que México capture y extradite a EU a “un importante capo del narcotráfico”, que podría ser Rafael Caro Quintero, Nemesio Oseguera, El Mencho u Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo, detenido en Culiacán en octubre pasado y liberado de inmediato por orden presidencial.
De confirmarse la versión de que Rosario Robles solicitó acogerse al “criterio de oportunidad” para recobrar su libertad a cambio de denunciar a funcionarios del sexenio pasado, de participar en actos de corrupción, confirmará que no aguantó más las presiones ejercidas en su contra, para que le abran las puertas de la prisión.