El gobierno de Estados Unidos quiere desmantelar el imperio forjado por un hombre que cambió la forma en que utilizamos Internet y sobre todo las redes sociales. El Facebook de Mark Zuckerberg está en peligro. Cuando la empresa digital estaba a punto de lanzar su propia criptomoneda, Libra, que iba a revolucionar el mundo financiero.
Funcionarios estadounidenses ven en la adquisición de WhatsApp e Instagram por parte de Facebook una amenaza latente al tener el control de millones de perfiles y cuentas que se utilizan diariamente en todo el planeta. Por su parte, la empresa de Zuckerberg respondió que la legislación actual permitió la adquisición de estas plataformas digitales, por lo tanto no violaron reglamento alguno y advirtió que va a responder con todo el poder legal para comenzar la madre de todas las batallas judiciales que hasta ahora no había precedentes.
Así comienza una disputa legal que podría terminar no solo con el desmantelamiento de una de las empresas más poderosas del mundo virtual, sino con una nueva legislación regulatoria para controlar los monopolios digitales que han crecido a sus anchas sin ningún interés real por los usuarios y, afín de cuentas, que esas empresas se hagan responsables de las irregularidades que ahora cometen con la información de la población.
Aunque este caso sería el principio de un cambio importante en la legislación digital para EU y para el mundo, será un camino largo que atraerá la atención en todo el planeta y, cómo bien dicen los dueños de Facebook, se hará todo lo posible para alargar este proceso en conocer los resultados.
Primero, las autoridades americanas deben demostrar que Facebook es un monopolio, y después que se han beneficiado de su posición privilegiada para aprovecharse de los consumidores y, prácticamente, desaparecer a la competencia. Cómo he mencionado en columnas anteriores, Google y Facebook aprovechan sus plataformas para vender la información de sus usurarios al mejor postor y tienen tácticas bien estudiadas para mantener a sus usuarios conectados a las redes y generan acciones a conciencia para quitar de la pantalla a otras empresas, ya sea por medio de anuncios en sus propias plataformas o comprando a sus competidores directos antes de que se conviertan en una amenaza real para los negocios.
En el caso de Facebook, la llamada de atención por parte de las autoridades comenzó cuando se dio a conocer la filtración de información privada de millones de usuarios, la falta de control para evitar la publicación de información falsa en sus plataformas y la probable intervención en temas políticos, económicos y sociales.
Tal vez esta decisión para regular a la empresa de Zuckerberg proviene de la próxima incursión de Facebook en el mundo financiero, en donde la empresa digital se propone lanzar su propia criptomoneda para realizar transferencias monetarias de todo tipo a través de sus plataformas, lo que le daría un poder preferente frente a cualquier competidor al mantener cautivos a millones de usuarios por medio de sus plataformas. Ahora toca esperar la resolución de esta batalla legal que sin duda tendrá grandes repercusiones en el mundo digital.
La cuestión es si el mundo financiero estadounidense que se comporta como un regulador mundial con su moneda dólar permitirá que le quiten ese poder y control.