Impasse decembrino

RAZONES MAYORES

Guillermo Amerena Betancourt larazondemexico

Cierra un periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, como casi todos los fines de año, más con prisas que con trabajo legislativo ordenado.

Anecdóticas y una constante: las últimas dos semanas de un periodo legislativo pueden sacudirnos más que un lamentable sismo nipón.

Y es entendible, más no del todo justificable, en un año como el que vivimos donde se disminuyó la inercia parlamentaria, no obstante que la tecnología permitió que se avanzara en temas fundamentales para el país, como por ejemplo, el paquete económico 2021, la reforma de las Afores y la del Infonavit, entre otras.

Culmina este último periodo legislativo más con polémicas propuestas legislativas frenadas que con una agenda de resultados deseables; este periodo se presentaba como el último transitable para los acuerdos antes de lo que se vislumbra será un 2021 con factores sumamente diferenciadores que cambiarán el ambiente y, sin duda alguna, impactarán en la construcción de acuerdos.

Me refiero concretamente a los factores que alterarán estos acuerdos parlamentarios, como lo serán las elecciones legislativas, municipales y a gobernaturas más grandes y, seguramente, más litigadas que hayamos tenido en la historia; por otro lado, la nueva administración, encabezada por el presidente demócrata Joe Biden, con una agenda y una visión sobre México diferente a la de su antecesor Trump, y como tercer punto no menos importante, la dinámica que imprimirán todos los países del mundo, buscando competir para ser atractivos y darle la vuelta a la crisis económica provocada por la pandemia.

Indudablemente, encontraremos en los próximos días narrativas diferentes en los asuntos nacionales que en los últimos dos años no hemos escuchado; no precisamente de fuentes de Gobierno, sino de los nuevos jugadores en el tablero que buscarán influir en los temas.

Aquí lo importante es no perder de vista que México necesita centrar sus esfuerzos en normalizarse frente a la crisis sanitaria, en encontrar viabilidad antes de perdernos en aspectos electorales; en saber aprovechar la relación con Estados Unidos antes de cerrarnos y de entender que debemos colocarnos como un país receptivo y confiable frente a los mercados mundiales.

Para ello es fundamental que en este cierre de año se ajusten y ubiquen roles; se puedan cerrar frentes abiertos y en el 2021 el Gobierno comience el año con una dinámica de diálogo constructivo con todos los sectores.

Si existe voluntad por reconciliar, éste es el momento idóneo para abrir esos puentes de entendimiento; hoy más que nunca los sectores sociales, públicos y privados jugarán fuerte para defender lo que aún no se ha perdido y más aún, para ganar lo que creen merecer.

Que este impasse decembrino nos traiga a la reflexión que los retos del 2021 no serán sencillos.

Pensemos en que nadie conseguirá mucho si no es mediante un diálogo respetuoso, productivo y donde todos los sectores estén representados y se sientan incluidos.

Que estos días de “receso político”, brinde el espacio para pensar que al 2021 se le tiene que abordar, con un cambio de actitud hacia la reconciliación y la unidad.

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