No la vayan a regar con las vacunas

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser
Javier Solórzano Zinser Foto: larazondemexico

A decir de médicos y especialistas, las vacunas serán la gran solución, pero para que lleguen a toda la población llevará todavía un buen tiempo.

Hay muchas dudas todavía sobre la estrategia para la aplicación de las vacunas. Está a la vista que hay marcadas diferencias para determinar el papel de los estados, estamos ante otra controversia. El asunto se centró en el acceso a las vacunas y si los gobiernos estatales pudieran también comprarlas.

La polarización podría alcanzar peligrosamente a la aplicación de las vacunas, los primeros afectados seríamos los ciudadanos, más allá de las controversias entre quienes detentan el poder político.

La Alianza Federalista planteó que los estados puedan adquirir las vacunas independientemente del Gobierno federal; afortunadamente, o como se le quiera ver, los gobernadores terminaron por aceptar la estrategia federal con un ojalá que “el Gobierno se deje ayudar”.

Así como entramos en terrenos de la politización de manera absurda por el uso del cubrebocas, sería lamentable que pasara algo similar con las vacunas.

Por más que el Presidente asegure que no aceptará la “politiquería” en el proceso de aplicación, hay dudas debido a su activismo de cara al proceso electoral del 2021.

Las dudas tienen su razón de ser. Sin embargo, no se puede pasar por alto que la Alianza Federalista también genera dudas, porque también juega aunque diga lo contrario. El acuerdo verbal del miércoles podría atemperar los ánimos, pero no necesariamente es el fin de la controversia; a estas alturas cuesta trabajo creerle a unos y otros.

Mientras la clase política anda metida en sus dimes y diretes, de manera paralela la vacuna, al tiempo que es la esperanza, también provoca dudas que alcanzan a algunos trabajadores del sector salud.

Conversando con algunos de ellos nos han manifestado, pidiéndonos el anonimato, sus preocupaciones por las reacciones que puede provocar la vacuna y más porque están en la primera línea de batalla. Dos elementos son los que les inquietan: por una parte, la referida reacción que puedan tener con la vacuna estando en contacto sistemático con personas con coronavirus, y, por otro lado, su preocupación por eventualmente dejar de trabajar, lo cual hace a un lado su vocación de servicio y quizá también su salario.

El Gobierno está obligado a desarrollar una campaña informativa en donde haga a un lado la politización y confusión que en las últimas semanas se ha intensificado. Sigue sin quedar claro por qué el cuestionado vocero decidió que el tema del semáforo era “intrascendente”.

A lo largo de meses nos metieron en la obsesión por el semáforo para determinar la acción ciudadana ante la pandemia, para que de repente el personaje que diariamente nos informa sobre el color del semáforo como código declarara que es “intrascendente”.

Si sumamos las contradicciones que se han presentado a lo largo de estos meses se entiende la preocupación de lo que puede venir con las vacunas. No se olvida aquello de los 60 mil muertos como sinónimo de “catástrofe”, como tampoco todas las referencias al tema del cubrebocas.

Cada vez que este asunto se le plantea al Presidente su respuesta invariablemente la remite a que no lo usa porque los expertos, o sea el vocero, le han dicho que no hay necesidad de ello, pero que sirve para que “los ciudadanos se sientan seguros”.

El Gobierno no debe provocar duda alguna en la siguiente etapa, porque si de por sí estamos entre la espada y la pared, la confusión, polarización y politiquería se sumarían a nuestros interminables temores.

RESQUICIOS

Es muy difícil que quienes aspiran a un cargo político y no son electos queden satisfechos. Lo que nos puede tranquilizar en este proceso en el cual participaron es que sea transparente y puedan entender la derrota. Cuando la encuesta es el mecanismo lo más importante es que sea transparente; a Morena le viene bien la multicitada frase de “déjenme ver”.

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