LXIV Legislatura

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero
David E. León Romero Foto: La Razón de México

La Cámara de Diputados y el Senado mexicano están integrados por 500 y 128 legisladores, respectivamente. En cada una de sus sesiones se enlistan decenas, incluso cientos de documentos a desahogar dentro del proceso legislativo. Mucho se ha discutido acerca de la labor y características de nuestro Congreso: su número de integrantes, el perfil de los legisladores, la seriedad de sus decisiones y la pertinencia de las iniciativas y puntos de acuerdo que se presentan. Para dimensionar su trabajo, en la Cámara de Diputados al finalizar el 2020, quedaron pendientes más de cuatro mil iniciativas. ¿Qué quiere decir esto? Que los diputados propusieron más de cuatro mil cambios a las leyes mexicanas que no pudieron concluir el proceso legislativo.

En el último año de la LXIV Legislatura, bien vale la pena destacar algunos avances registrados: se elevaron a rango constitucional las becas para estudiantes de bajos recursos y las pensiones para adultos mayores y personas con discapacidad. Se aprobó la reforma para que el Infonavit y el Fovissste otorguen créditos de manera directa y sin intermediarios. Se creó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, indispensable para encabezar las acciones de construcción de la paz que tanto requiere nuestro país. Se aprobó considerar a la corrupción, al fraude electoral y al robo de combustibles, conocido como huachicol, como delitos graves; imaginemos que en un país como México, estas tres actividades delictivas no lo eran. Se aprobó la gratuidad en la educación en todos los niveles. Además, fue discutida y aprobada la reforma para la prohibición de la condonación de impuestos, que se había convertido en una práctica común. Éstos no son todos los cambios a la legislación mexicana, pero sí los que me parecen más representativos y relevantes.

Repito, el trabajo legislativo es muy valioso, permite construir el marco jurídico para regular las actividades de diversa índole. Los avances y cambios realizados en esta Legislatura en ambas cámaras son relevantes. Por esto mismo, no podemos perder de vista que en muchas ocasiones el trabajo legislativo se vuelve redundante y poco productivo; en algunos casos, se cree que la productividad de un legislador radica en el número de documentos que inscribe en el orden del día y no en la relevancia de los mismos y en que realmente transiten por el proceso legislativo desde su presentación, pasando por la discusión, eventual aprobación y publicación.

Este año deberemos votar para renovar la Cámara de Diputados. La eventual reelección de varios de ellos permitirá dar continuidad a sus tareas, además de que nos garantizará como ciudadanos que ese grupo de legisladores no tendrá que atravesar por una larga y compleja curva de aprendizaje que se vive en muchas ocasiones, cuando quien toma protesta carece de experiencia en la tarea y responsabilidad que está por emprender.

Entre los pendientes que procesará el Poder Legislativo este año se encuentran varios que generarán polémica y confrontación. Pensemos en la construcción de un marco legislativo que permita que los ciudadanos vivan mejor.

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