El 20 que no cayó y el error de la vacuna

OJO AL GARABATO

Nemer Naime
Nemer Naime Foto: larazondemexico

En un taller, la guía nos puso la tarea de resolver el cambio climático. Todas las personas que estudiamos humanidades ofrecimos soluciones ingeniosas, radicales y autoritarias pensadas desde el poder social humano. Para un compañero científico, la cosa solución era diferente. La sociedad tiene muy poco que hacer. La ciencia resolvería todo. Si los árboles se acabaran, la ciencia descubriría la forma en cómo generar oxígeno; si el agua se acabara la ciencia descubriría la forma de convertir la salada en dulce (método que ya existe); si alguna enfermedad azotara a la humanidad, la ciencia, oh, la ciencia nos salvaría. Para él, todo tema político, social o económico era obsoleto si no consideraba a la ciencia y a la tecnología (la aplicación de la ciencia) como su vertiente principal.

Y ahora queda claro que tuvo razón. La política es incompetente, la economía es inhumana, la sociedad es estúpida… pero la ciencia, ah, la ciencia es clara, es pura y nos ha salvado. El ejemplo perfecto es la rapidez demente con la que se sacó esta vacuna. Con esa dedicación deberíamos curar todas las enfermedades y males sociales, ¿no?

¿Qué bicho sigue? ¿Sigue la vacuna contra la tuberculosis, el cáncer, el VIH, la malaria, la diabetes, el autismo, la corrupción, la demencia? ¿Sigue la regeneración de árboles y tundras y animales? ¿Qué dictará la Ciencia ahora que es superior a la Política? ¿A qué futuro nos llevará?

La vacuna no es la solución para nuestro dilema actual por más que secretarios y gobernantes lo indiquen. De hecho, es lo peor que le pudo pasar a nuestra generación. Es meramente otra señal de que las fuerzas nefastas del mercado están tan vivas y tan fuertes como nunca. Si te fijas bien en cómo ha evolucionado este año, tanto gobiernos como empresas, como tú han tratado de hacer todo lo posible para aferrarse a esa “vieja normalidad”, aquella normalidad donde los bosques se acababan, donde el agua no importaba, donde las mujeres se mataban, donde las infancias no contaban, donde la violencia es reina, el dinero es rey y el concreto templo.

La vacuna no ayudará a mejorar el medio ambiente, la vacuna no hará a la clase política menos inepta, la vacuna no resolverá el tema del agua ni la basura, la vacuna no aportará comida a millones con hambre, la vacuna es el escape de la negligencia médico-política en la que nos encontramos, aquella que se inventa excusas para dejarte morir. La vacuna hará que el mundo te valga madres. ¿Por qué? Porque en cualquier instancia, ante cualquier problema que atente contra el orden humano, la ciencia lo puede resolver.

Haz un rápido resumen de tu 2020. La vacuna pone un antecedente muy terrorífico al experimento social humano. El 20 de lo sucedido en 2020 nos caerá después, tal vez cuando sea ya muy tarde para cambiar, porque la vacuna nos habrá ya devuelto felizmente a la vorágine de destrucción en la que estábamos, y habrá siempre la nueva esperanza de que la ciencia nos ofrece la solución. A un precio humano muy alto, claro, como buen sistema neoliberal. En marzo, Elon Musk lo dijo muy claro. Orwell lo escribió hace 80 años. Muy pocos seres humanos importan, la mayoría somos conejillos de indias expuestos al experimento de la evolución. Y el resto de la década nos espera una lucha terrible contra la discriminación justificada por la Ciencia.

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David E. León Romero