Geopolítica de la vacunación

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas larazondemexico

El avance de la vacunación contra la Covid-19 en América Latina refleja los posicionamientos de los gobiernos en la escena global. Hay gobiernos que optan, exclusivamente, por las vacunas producidas por sus aliados y otros que prefieren proceder por medio de un enfoque híbrido y, por tanto, más realista de acceso a las ventajas comparativas de la rivalidad entre las grandes potencias mundiales.

La decisión de ceñirse a la compra de una vacuna responde a dinámicas comerciales y de transferencia tecnológica, pero también a una elección geopolítica. En países como Venezuela, Bolivia y Nicaragua, por ejemplo, que pertenecen a la Alianza Bolivariana, sólo ha sido autorizada la Sputnik, producida por Rusia. En Chile, Colombia, Ecuador y Costa Rica, cuatro países inscritos en la Alianza del Pacífico, la vacuna que comienza a aplicarse es la estadounidense Pfizer.

Otros países como Brasil y Argentina, con gobiernos ubicados en las antípodas ideológicas del Cono Sur, deciden avanzar en fórmulas mixtas que podrían dar resultados positivos. En el primer gran país, luego de la reticencia inicial del presidente Jair Bolsonaro, ha comenzado a utilizarse la vacuna china Sinovac, junto con la británica AstraZeneca-Oxford. En Argentina, por su parte, se está distribuyendo esta última a la par de la Sputnik.

En México, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha anunciado que tiene contratos listos para la aplicación tanto de la de Pfizer como de la de AstraZeneca. Más recientemente se dio a conocer la compra de 24 millones de dosis de la Sputnik a Rusia, por lo que México se proyecta como uno de los países con una procedencia más heterogénea de vacunas contra el coronavirus.

Los expertos no establecen alternativas rígidas sobre cuál es la mejor ruta para disponer de un diseño eficaz de vacunación. Depende del volumen demográfico de cada país, de los índices de la pandemia y de las redes comerciales en que se mueve. Es indiscutible, sin embargo, que en algunos casos, la apuesta por una u otra vacuna expresa la orientación y, a veces, el sectarismo geopolítico con que se conducen los Estados en el mundo.

Cuba, nación central de la corriente bolivariana, presenta una modalidad de interés en la región. A la vez que avanza en la producción de su propia vacuna, la Soberana, ese país del Caribe ha anunciado negociaciones con Rusia para producir la Sputnik en la isla. Tan reveladora de la geopolítica regional es la modalidad cubana como el hecho de que México sea el único país latinoamericano donde, eventualmente, coexistirán la vacuna rusa y la estadounidense.

El mapa de vacunación en América Latina es, en buena medida, el mapa de la Post-Guerra Fría en el sur del continente. Hay quienes sostienen que las vacunas, como el capital, no tienen patria, que son productos transnacionales. Lo cierto es que la competencia entre Estados Unidos, China y Rusia, por la hegemonía de América Latina, se plasma en las políticas de sanidad.

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