Primero: ocupar intempestivamente el segundo lugar en muertes por la Covid-19 a nivel internacional prendió las alarmas de nuestros países vecinos, incluso la de nuestros hermanos de la izquierda bolivariana. Gradualmente comenzamos a recibir noticias de que países como Estados Unidos (hace meses), Canadá, Cuba y Guatemala restringían sus fronteras y el acceso de mexicanos a sus países.
El caso que más afectará, hasta ahora, económicamente a nuestro país, después de EU, será el de Canadá, que prohibió expresamente a sus ciudadanos viajar a México por cuestiones de salud hasta después de abril.
Segundo: lo anterior evidencia la desconfianza de estas naciones hacia la autoridad sanitaria de nuestro país y particularmente a los controles para prevenir más contagios, ausentes en nuestros puertos y aeropuertos desde el inicio de la pandemia, y que en alguna ocasión denunció el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Lo que viene ahora para nuestra nación y sus ciudadanos, sin duda, será el aislamiento después del desastre, que en boca del propio responsable de contener la pandemia sería cuando llegáramos a los 60 mil muertos. Hoy hemos llegado a los 158 mil, totalmente rebasados, refiere un semanario en nuestra nación.
Tercero: la narrativa presidencial del “vamos muy bien”, “ya domamos la pandemia” y “ya pasó lo peor” nos empieza a reflejar en el espejo internacional, que no vamos muy bien, que aún no hemos controlado la pandemia y mucho menos ha pasado lo peor; empieza a permear la desconfianza en nuestras autoridades, quienes no han tenido problema para sembrar la narrativa de que todo está “muy bien” en el territorio nacional, hay camas y ventiladores disponibles en todos los hospitales; sin embargo, intentar sembrar esa narrativa a nivel internacional será muy difícil, ellos (los países) tienen #otrosdatos del nuestro.
Cuarto: a nuestro Presidente se le ubicó siempre al lado de Mr. Trump, de EU; Bolsonaro, de Brasil, y Johnson, de Reino Unido, líderes que desde su propia perspectiva emergieron para romper el status quo en sus países, pero que, en el caso particular para enfrentar la pandemia, los cuatro actuaron de forma similar, con poca seriedad frente al reto que hoy representa la misma. Un ejemplo de ello es que los cuatro mandatarios NO usaban y mucho menos promovían el uso del cubrebocas; hoy los cuatro son parte de las estadísticas de los contagiados y sus países enfrentan serios problemas con la pandemia.
Quinto: el aislamiento profundizará nuestra crisis económica. México se ubica entre las diez potencias que captan turismo internacional, estos mensajes de desconfianza que empezamos a recibir de nuestros vecinos y socios comerciales tendrán impacto en el mundo. El reto seguirá siendo mayúsculo, los contagios y muertos no cesan, la vacunación se mira aún muy distante y la fuerza moral del Presidente no funcionó. A cuidarse.