La misión para vacunar a todo México por momentos toma tintes de cuento chino. Las verdades a medias son mentiras completas y sólo se entienden por la necesidad política de evitar un descalabro electoral el próximo domingo 6 de junio.
Sólo bajo una lógica de una épica ideológica en la cual gobernar es lo de menos cuando de instaurar un nuevo régimen se trata, con nuevos ganadores y adversarios derrotados en una suerte de revancha histórica, es que el discurso oficial transforma en victoria nimias derrotas o naturales tropiezos.
Ejemplos abundan. Ante la explosión huachicolera compramos pipas ocultando contratos. La venta de gasolina legal no refleja la extinción del crimen ni las arcas muestran un avance contundente. Ni el avión expresidencial ha redituado ahorro alguno.
El tema de las vacunas, el más sensible y urgente es otra muestra de cómo el discurso supera a la acción. Gatell presume disminución de contagios, pero superioridad de vacunas, que también van a la baja. Vamos con hechos y dichos.
El 19 de enero el canciller Marcelo Ebrard dijo: “Hay un cambio en el arribo de vacunas; en la última semana de enero y en las dos primeras de febrero, no vamos a tener vacunas Pfizer, pero a partir del día 15 tendremos más de las previstas; hasta 781 mil 950 y después lo que ya teníamos programado”.
Sin embargo, eso no sucederá. La farmacéutica Pfizer, en una carta al Presidente López Obrador, confirmó el reinicio en el suministro de vacunas contra el coronavirus a México tras la suspensión, pero el próximo lote de vacunas de Pfizer llegará el 15 de febrero y será de 491 mil 400 dosis.
En enero se dijo que para marzo, México habrá recibido 21 millones 394 mil 650 dosis de vacunas contra el Covid-19 (de Pfizer, AstraZeneca, CanSino y Sputnik V), suficientes para inocular a más de 14 millones de personas mayores de 60 años o más, todo el personal de Salud (todo) y obvio, considerando las dos dosis del tratamiento Pfizer.
Hoy sabemos que eso tampoco va a ocurrir. El Gobierno cambió el fraseo y habla de esa población objetivo con al menos la primera dosis, lo que rebaja en 50 por ciento la demanda de vacunas. ¿Y las primeras 200 mil Sputnik V de esta semana?
¿Cuál es el pecado si el mundo entero anda a la caza de los benditos biológicos? Ninguno. Excepto que empeñaron su palabra de manera gratuita, pero políticamente intencionada. Maximizar pasado y minimizar presente. Ilusionar más que vacunar. Así la política de ayer. Y la de hoy también.