Alrededor de todo el país, están concluyendo los procesos internos de los diferentes partidos para seleccionar a sus candidatos rumbo a la jornada electoral intermedia más grande de la historia de México. Pero una designación ha llamado la atención por encima de todas las demás: la del aspirante de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio.
Desde finales del año pasado, las disputas internas en el morenismo guerrerense estuvieron a tope. Los diferentes precandidatos se dieron con todo para lograr una de las candidaturas más sólidas de ese partido a nivel nacional.
Según todas las encuestas públicas, quien resultara nominado por el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, saldría como el amplio favorito para hacerse con el triunfo y dirigir los destinos de esa entidad por los próximos seis años.
Por eso, llama la atención que, frente a los señalamientos públicos y las denuncias penales por abuso sexual contra el senador Salgado Macedonio, la dirigencia nacional de ese partido esté aferrada a defender su postulación.
Las sumas y restas, simplemente, no salen.
Guerrero es uno de los estados donde el presidente y su gobierno tienen una mejor evaluación. Si bien la popularidad de Salgado Macedonio lo hacía un aspirante natural hacia esa candidatura, había otros tiradores con buen reconocimiento y buenas posibilidades de llevar a buen puerto el proyecto morenista en este proceso electoral.
El rechazo a la candidatura de Salgado Macedonio, por los señalamientos y denuncias en su contra, se ha vuelto nacional. Personajes de todos los ámbitos de la vida pública de México, han alzado la voz para pedir que la dirigencia de Morena rectifique, incluidos militantes y simpatizantes de la propia Cuarta Transformación.
Hoy, la candidatura de Salgado Macedonio tiene un significado mucho más grande que el cargo que persigue. Significa, de manera contundente, la insensibilidad y falta total de empatía del obradorismo frente a la violencia física, política, laboral y sexual que viven miles o millones de mujeres en el país.
Si bien el presidente López Obrador no es un personaje que tiende a corregir o ajustar sus posiciones por la crítica que éstas generen, en el caso de Guerrero, podría estar dejando pasar una oportunidad dorada.
Dar marcha atrás a la postulación de Salgado Macedonio podría fortalecer su imagen desde distintos ángulos: acotaría las críticas de quienes lo señalan como autoritario, intransigente e incapaz de considerar las críticas para cambiar de opinión; y más importante, acallaría las fuertes críticas que han ido creciendo por sus posiciones ambiguas y desinteresadas alrededor de la agenda feminista.
Para el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, la ecuación es todavía más simple. La foto donde presente y le levante la mano a Salgado Macedonio como candidato de Morena lo perseguirá por siempre. Se convertirá en un estigma que marcará su imagen y reputación pública de forma indeleble.
Aún están a tiempo de ver la oportunidad que tienen enfrente. Aprovechando que la elección en cuestión sigue siendo una de las más favorables para Morena, sin importar el candidato, deberían recular y postular a una mujer a la gubernatura.
Pocos temas han alineado tan contundentemente en su contra a críticos y seguidores de la 4T. Corregir, provocaría una reacción positiva unánime que fortalecería al presidente, legitimaría a la dirigencia de Morena, y probablemente no pondría en riesgo el resultado electoral en la entidad para ellos.