López Obrador nunca deja de confiar en sus fuerzas, sus convicciones y en sus intuiciones, es la historia de su vida y tiene razones para seguir haciéndolo.
Por más que los escenarios le sean adversos difícilmente cambia estrategias y objetivos. En general el tiempo le ha dado la razón, las cosas terminan por salirle como las quiere.
Si los escenarios le son adversos, no sólo porque lo ataquen de manera sistemática y abusiva sino también porque se equivoca y porque le parece una mirada limitada de las cosas, revierte las cosas de tal manera que hace ver sus equivocaciones como algo positivo; al final transforma el problema en solución ante sus millones de seguidores que acaban con la certeza de que lo que dice el Presidente es, a lo que por lo regular se suma que sale fortalecido.
En innumerables temas la fórmula le ha dado resultado. El Presidente conserva un gran halo de esperanza y de credibilidad realmente alto lo que le permite moverse a sus anchas y hacer del discurso una auténtica fuente de poder.
No hay indicios de que el Presidente tenga contrapesos internos, dicho de otra manera, no se aprecia que al interior de su equipo se atrevan a plantear las cosas diferentes a como él lo hace. Se habla a menudo de que a quien expone críticas o ideas diferentes se le va haciendo a un lado.
Se asegura que el multicitado vocero en materia de salud lo ha hecho en varias ocasiones; sin embargo, también se asegura que ha optado por la omisión aceptando las indicaciones del Presidente por más que no las comparta.
López Obrador ha venido enfrentando problemas que, aunque parezca que sale bien librado, acaban quedándose en el imaginario colectivo, sin terminar por olvidarse; la lógica indica que tarde que temprano tendrán consecuencias y que se le pueden revertir seriamente, a pesar del optimismo presente y de sus altos niveles de popularidad.
Como fuere, hay problemas que por más que quede la impresión que se van superando lo cierto es que al final muchos de ellos se van enquistando y metiendo en el imaginario colectivo, lo que incluye cuestionamientos entre sus seguidores, aunque opten por hacerlo en voz baja, como empieza a suceder con el caso de Félix Salgado Macedonio.
En este asunto se está presentando una coyuntura delicada y de riesgo para el mandatario, porque muchos de sus seguidores han manifestado su inconformidad ante la expresión, a todas luces fuera de lugar, de “ya chole”.
El tiempo dirá qué tanto termina por convertirse en un elemento adverso para el Presidente, recordemos cómo terminó pesando en el ánimo de la sociedad aquello de “cállate, chachalaca”.
En este caso quizá las condiciones lleven a que el “ya chole” le resulte más delicado al tabasqueño. La razón es que se conjuntan muchos elementos profundamente sensibles en la sociedad, si bien es un tema que pasa fundamentalmente por las mujeres, es evidente que al final termina por ser de todos.
Otro de los temas en los cuales las cosas parecen por ahora favorecer al Presidente, pero que pudiera tener consecuencias ulteriores, fue la decisión confusa del tribunal electoral sobre las mañaneras. Parece haber perdido su autonomía. En una reunión casi que a escondidas, determinó que el Presidente no se debe ajustar a las medidas cautelares que planteó el INE, al cual, por cierto, el TEPJF le solicitó que se manifestara sobre el tema.
Por más que el discurso presidencial sea optimista, positivo y busque alentar el ánimo los problemas se le andan sumando.
Algunos de ellos son acumulados, otros son de este gobierno y otros más pasan por la forma de ver las cosas del Presidente.
RESQUICIOS
Que conste. Dante Delgado conoce a López Obrador desde hace muchos años. Ayer el veracruzano dio a conocer una carta abierta al Presidente en un tono profundamente crítico a su gestión, “lo que estás haciendo a la justicia es un acto de traición a la patria. De esto la historia no te absolverá”.